66. Para ellas

77 5 3
                                    

Magali


Pablo aprieta mi mano fuerte. Hay gritos a la vuelta del coche, el conductor, mayor, está quejándose de la organización.

-Tranquilo Antonio. Llegaremos a tiempo, ya sabes como lo tienen organizado -intenta tranquilizar Pablo.

-Sí, sí, Señor Alborán, pero es que no aprenden, cada año lo mismo. Nos encontramos a tener que conducir entre esta gente que se arriesga la vida para ver medio pelo de alguna celebridad. Y yo no quiero cargarme la muerte de nadie en el alma.

Pablo me mira, nos sonreímos, apretándonos las manos. Entre todo el caos de nuestras vidas, lo positivo es que nunca salió a la luz el tema de Lucas.

-Estás guapísima Ella -me susurra al oído.

-Y estresadísima también -le contesto, nerviosa.

No he podido comer del día. Aunque Pedro me hizo toda una formación y me explicó exactamente como iba pasar, no logro tranquilizarme. Saber que habrá cameras, televisiones en directo... No puedo cagarla.

-¿Lo peor que pueda pasar? -me dice Pablo.

Lo miro y me río.

-Que me caiga en los restos del perro que alguna celebridad se habrá traído, la cara la primera y que mañana en todas las revistas haya mi foto en grande cubierta de mierda.

En el espejo veo la mirada de Antonio.

-No hay ni un mosquito que entre ahí Señora Alborán. Así que no tiene ni que preocuparse por "cacas".

Pablo y yo nos reímos.

-Bueno... Entonces simplemente que me caiga.

-Cariño, has cambiado expresamente a este vestido para no caer. Llevas tacones de altura correcta con los cuales has limpiado la casa, hecho jardinería en la terraza, para estar segura de que no te iban a doler Y que no te ibas a caer. Creo que has puesto todo de tu lado para que esto no pase.

Tiene razón. Finalmente nos dimos cuenta de que al hundir mi tacón en el pie de Marc algo de sangre había salpicado en el vestido. Y no tenía ganas de llevar aquel vestido finalmente, porque me recordaba aquella noche y más recuerdos se encadenaban. Desde la noche en Málaga, con Lucas, esta es mi vida, evitar cualquier cosa que pueda encadenar una crisis de angustia. Entonces opté por un vestido negro ceñido de organza largo hasta justo bajo de las rodillas y con un escote cuadrado, mangas tres cuartos y unos stilettos negros brillantes. Algo de sobre, y seguro para una primera aparición con Pablo.

No sé porqué no estaba tan nerviosa con López.

-¿Estará López también? -pregunto.

-Si...

-¿Estará a nuestra mesa?

-No...

-¿Y eso? -pregunto.

-Pedro pensó que era la única cosa lógica que había dicho Marc en su momento. Que es mejor que no te vean con López, si no harán demasiada conexión. Será un problema para López y bueno... Se pondrían a especular que has estado con él y luego conmigo. Es complicado.

-Vale... ¿Entonces no podré hablar con él esta noche si lo veo?

-Sería lo ideal...

-¿Todo bien? -le pregunto, viendo su mandíbula apretarse.

-Sí Magali...

-Pablo... ¿Qué pasa?

-Ahora no Magali... -me dice, apretando mi mano y dando una mirada rápida hacia Antonio.

Saturno En La TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora