64. Te pido, me pides...

48 4 2
                                    

Pablo

Nos vestimos después de tomarnos un baño en el jacuzzi. Los pocos días que no tenemos Elián, desde el día del juzgado, así los pasamos con Magali; como una pareja sin hijos. Y sería mentir decir que no me encanta tenerla solamente para mí unos días a la semana.

Pero hoy... Hoy ha sido totalmente diferente. Magali volvió, la vi en su mirada, la vi en su manera de tocarme, de follar conmigo. Esta mujer acabará matándome. Todo en ella me despierta deseo puro y carnal; el efecto que mi susurro tuvo en su piel, cubriéndose de piel de gallina, es intoxicante saber que todas sus conexiones nerviosas están ahí latentes a despertarse para que disfrute de un placer descontrolado.

Me miro en el espejo, vuelvo a llenar mis camisas. Todo este tiempo sin Magali había perdido las ganas de irme al gimnasio, perdido las ganas de comer, de cuidarme. Pero desde que la he vuelto a tener, desde que volvió, desde el día del juzgado... He vuelto también. He vuelto a dejar mi barba crecer, por el nuevo álbum por llegar, y tengo el pelo más largo... Lo que Magali sigue aprovechando cuando puede para agarrarme en la nuca y arrancarme besos llenos de pasión.

-Está muy guapo Señor Ferrandiz.

Me dice en la puerta de nuestra habitación, lleva un vestido negro ceñido hasta por debajo de las rodillas, con el cuello Mao, y unos tacones bastante altos para ponerla exactamente a mí altura.

-Estás para comerte el mundo Magali...

-Me basta con comerte a ti -me dice, caminando hacía mí, una mirada peligrosa.

-Nena... -resoplo- Si sigues así nunca vamos a salir de este piso... Y no me quejo he...

Magali se ríe y me abraza, poniendo su pierna entre las mías. Son estos abrazos que me sirven de pilas para aguantarlo todo, por eso la quiero conmigo donde sea. También porque la idea de dejarla aquí sola me sigue jodiendo mucho. En el juzgado algo se quedó sin respuesta: ¿Cómo Lucas nos ha encontrado? ¿Cómo supo en que hotel estábamos en Goa? Respuestas que se fueran con este hijo de puta pero que nos dejaron en la incógnita de saber si aún quedaba alguien ahí fuera que le diera estas informaciones y... ¿porqué?

-¿Nos vamos? -me dice deshaciéndose de nuestro abrazo y caminando hacia la puerta.

-¿Has llamado el Uber? -le pregunto.

-Sí, ya está abajo.

En el ascensor ayudo Magali a poner su abrigo negro.

-Que sepas que me gustaba tu ropa de antes, este estilo bohemio que tenías... Pero toda la ropa que te compraste últimamente te queda... Pffff...

-Gracias... -me dice, mirándose en el espejo, bajando la mirada- Me pasé un poquito... Pero necesité hacer un cambio radical. Tenía ropa que era tan antigua que seguramente la había llevado con Lucas... Ya no quería arriesgar a despertar otro recuerdo.

-¿Por eso también cambiaste de estilo?

-¿Es muy diferente crees?

-Bueno... Ya no hay dibujos, ni colores, ni arabescos.

-Ya... -suspira- También pensé de que si empiezan a hacernos fotos, mejor estaría un poquito más neutral, así también es una buena inversión, al ser todo monótono, puedo mezclar un poquito todo con todo.

-Una inversión he... -le digo, bromeando- Eres la primera que me lo pone así Magali... Por eso te quiero...

Nos reímos los dos y nos adentramos en el Uber, dirección al restaurante "El Ático".

...

Como siempre la comida en este restaurante es deliciosa. Me había invitado aquí Pedro hace una semana y tenía ganas de llevar a Magali aquí. La miro saborear su mojito sin alcohol que se cogió como postre, porque tenía ganas de menta y lima, su gran pasión últimamente.

Saturno En La TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora