27. ¿Cuando para esto?

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Miami, 

Magali 


Empiezo a despertarme tranquilamente cuando me doy cuenta de que no tengo los brazos estratégicamente posicionados de Magali. Solemos despertarnos ella detrás de mí, su brazo enredando mi pecho, por debajo de mi brazo, o al revés. Pero anoche entré muy tarde del estudio, ella ya llevaba tiempo durmiendo, y me imagino que esta mañana me dejó dormir un rato.

Mi giro y en su almohada encuentro una notita: "Hey dormilón, estoy abajo haciendo yoga premamá con nuestra mamá nacional... Te dejé dormir porque entraste muy temprano esta noche. Jejeje. No pudo esperar de escuchar lo que creaste esta noche, debe de ser maravilloso como siempre... Te quiero."

Ya llevamos un mes aquí en Miami con toda la familia, y parece que siempre fue así. Hemos construido unas costumbres, hacemos cosas de pareja normal, aunque intentamos no ir mucho a lugares públicos... Pero la verdad... nunca me sentí tan libre que con Magali. Nos despertamos juntos, cogemos las bicicletas y vamos hacia las playas, corremos un poco, desayunamos, paseamos, caminamos. Y algo que no paramos de hacer... hablar. Es un perpetuo flujo de temas que nos sale, no paramos. Y cuando paramos... tampoco es un silencio incómodo. Simplemente tengo la sensación de continuar a vivir las semanas que vivimos juntos. Nunca peleamos, nunca levantamos las voces.

Una semana después de llegar, sentí la necesidad de ir al estudio, y ella decidió empezar una formación con una Coach bastante importante aquí en Miami, para no aburrirse y aprender más técnicas para sus clientas. A veces viene al estudio conmigo, se pone en la oficina de arriba, y simplemente se pone a escribir horas, mientras yo estoy componiendo.

Es la relación más divina que he tenido... La única pega... Es el estado de la situación con Elián. Las llamadas no bastan a Magali, y cuanto más pasa el tiempo, más lo echa de menos. A veces, en el medio de una comida, o de un paseo... por cualquier razón, o sin razón, Magali pierde el control, y se pone a llorar. Lo que nos puso un poquito en situaciones delicadas con mis padres, ya que no saben aún que Magali tiene un hijo.

Me tomo una ducha antes de bajarme para desayunar e intento sacar mi frustración.

Es el único punto negro a nuestra situación: Elián. Es el único tema que siempre vuelve, y sé que es una madre, que es normal... pero a veces... me jode. Quiero que aproveche de este tiempo para ella, quiero que nos construyamos, porque luego cuando vendrá Elián todo será totalmente distinto. Quizás es el único tema que puede provocar algunas tensiones, pero siempre intento aprieta los puños y callarme. Qué estilo de hombre sería yo si me cabreo, cuando la mujer que amo se pone a llorar por su hijo; un gilipollas. Pero hay días que la frustración es tan grande, me siento insuficiente, siento que no puedo hacerla feliz del todo.

Alguien pega a la puerta del baño con violencia, apago el agua es Martina: "Pablo... Pablo... Sale de la ducha... Es Magali... tienes que venir... RAPIDO." Ni una ni dos, salgo del agua, me pongo calzoncillo de baño, una camiseta y salgo del baño para ver mi amiga pálida y adelantarse en el pasillo.

-Estábamos haciendo yoga preparto con Magali, cuando sonó su móvil. Ella lo cogió, al principio todo bien y de golpe se dejó caer en el suelo, y se puso a gritar y a llorar. Luego colgó y es inconsolable, no logramos calmarla...

Antes de llegar a Magali veo mi madre con mis sobrinas en el salón al interior, mi madre me mira de reojo. Y mi primer pensamiento es que de esta no lograremos salir sin decirle lo que está pasando realmente, pero ya me prepararé psicológicamente más tarde a sus críticas y miedos. Veo Casilda con Magali sentadas en el suelo, y escucho el llanto de Magali que me hace sentir aún más culpable por mis pensamientos hacia Elián.

Saturno En La TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora