5. Juegos de niños

45 3 0
                                    


Unas semanas más tarde.

MAGALI

Son las seis y media de la mañana, el cielo está marcando las primeras luces del día. Con mi té con leche entre las manos miro Barcelona despertarse. No he dormido mucho, tres horas para ser exacta. Pero tengo más energía que nunca, aunque sé muy bien que esta tarde voy a pagar factura.

Mi celular suena y siento el dolor volver a mis mejillas, de tanto sonreír.
-Buenos días de nuevo señor Maller.
-¡Hola! ¿Qué tal estas? –me pregunta con dulzura la voz de Juan.
-Bien... ¿Y tú?
-Bien, aquí esperando para coger mi avión.
-¿No estás demasiado cansado, no?
-Un poquito, pero dormiré en el avión, tengo tiempo que sobra.
-Bien, así estarás en forma para tus reuniones cuando llegues en Miami.
-¡Si, no te preocupes! ¿Y tú? ¿Estarás bien hoy? Que tú no vas a dormir en un avión.
-Me gustaría mucho dormir en un avión... uno en particular... -digo, sorprendiéndome de mi atrevimiento.
-No creo que dormiríamos si estarías en este avión conmigo, Daphnée.

Nos reímos los dos, nerviosos... Me gusta como pronuncia perfectamente Daphnée, y peleo fuerte contra la vocecita que le quiere decir mi nombre real. Pero tengo que guardar este pequeño seguro que me da, este anonimato. No hay miles de Magali en Barcelona, sería fácil para el encontrarme, aunque nos prometimos no buscar en internet. La carne es débil. Y a veces tengo que morderme los dedos y los de Gwen para no buscarlo en Facebook.

-No... Claramente hablaríamos todo el trayecto. Verdad ¿Juan?
-Hombre... los baños son un poquito pequeños y dan un poquito de asco.
-Hay que ir al principio del viaje, por eso...
-¡Mmmmh! Veo que hablo con toda una experta... -me contesta Juan con una voz profunda y burlona a la vez, que lanza un rayo en mi centro. 

Me río ligeramente.

-Esta conversación será para otro día, cuando no tengas mil personas a tu vuelta. No quiero ponerte cachondo antes de entrar en un avión.
-Es interesante saber que es usted tímida señorita Daphnée.
-Oh! Tiene usted ni idea de lo tímida que puedo ser... -le digo con una voz más que sugerente.

Se hecha a reír, de una de estas risas que ya escuché varías veces desde que nos intercambiamos nuestros números de teléfono. Y que me hablan de lo feliz que es este hombre, una alegría contagiosa como a mí me gustan. Unas risas que suelen llegar a hacer acelerar mi corazón, pero que ahora están más bien despertando mi entrepierna. Sonrío.

-Bueno... Hablemos de otra cosa, que llevo una braga limpia de esta mañana.

Reímos los dos.

-Sabes que haces las cosas peores con frases así Daphnée. Me vas a poner cachondo solamente con saber que a kilómetros de mí, puedo hacerte...
-Juuuuuaaaannnnn... cambia de temaaaaaaa! –le digo riéndome.
-Buenoooooo... valeeeee... Hace buen tiempo por allí? O está lloviendo!?

Me río.

-No llueve, no... Hace buen tiempo, bastante seco...
-Eish. Esto de conectar nuestras almas... y toda la gilipollez esta. Sabes que será imposible,  que habrá un día que tendremos que vernos ¿verdad?
-Ya... esto pensé antes de dormir.
-Bueno... me alegro que estemos de acuerdo con esto. Porque si me pones cachondo, y que tenga que encontrar chicas para desahogarme...
-Y yo aquí...
-Mmmmh ¿Tienes ya lista de pretendientes? –me dice medio interesando, medio reprochándomelo.
-¡Mira quién habla! Eres tú quién me habla de chicas que te quieren en sus camas porque saben quién eres y que se hacen películas. Creo que quién tiene una lista de pretendientes a sus sabanas, eres tú. Yo tendría que prostituirme en adopta.

Lo escucho respirar profundo.

-Nos veremos. En diciembre, tengo que venir a Barcelona. Quiero verte.
-Tendré que ver mi agenda.
-Pues te mandaré mis fechas, y espero que estés libre.
-Si no ya vendré en Madrid.
-Sí... también.

Saturno En La TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora