31. Navidad bajo un cielo de emociones

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Málaga, 24 de Diciembre 2016 

MAGALI

Estamos en el Uber que nos lleva a casa de los padres de Pablo. Miro fuera, y las luces de Navidad iluminan todas las calles en las cuales pasamos. Ya sé, muy adentro, que estas Navidades serán muy especiales, en el sentido raro de las cosas. Será mi primera Navidad, desde que nació Elián, sin él. Y pensando en esto miro la aplicación y veo el puntito azul brillar en el mapa, adonde está la casa de Lucas en Londres. Ahí estará celebrando con la Nona, Lucas, Kate y su familia.

Hablamos esta mañana, como cada mañana. Pero esta vez sentí que estaba un poquito apagado. Intentamos con Pablo de hacer los payazos para animarlo, y logramos que se ríe un poco. Pero terminó por llorar, diciendo que me echaba de menos y que quería estar conmigo para Navidad. Lo que me rompió el corazón y a Pablo también sentí que era demasiado... acabó dejándome en la habitación de su piso en Madrid. Tranquilicé mi niño y calculamos cuantos "dodos" (mumir) tenía que hacer hasta que nos veamos y que esté con nosotros. Le mentí diciendo que faltaban 60... y lo hizo sentirse mejor. Y de nuevo logré hacerlo reír y contarme cosas de la escuela. Y lo que más le alegraba es que ahora tenía el acento inglés cuando hablaba, que al principio sus amigos le decían que era raro porque hablaba inglés con un acento indio. La mayoridad de sus amigos era de ahí, porque les "molaba" tener un amigo español que hablaba Hindi.

Colgué con mi Elián feliz y menos agobiado. Pero me hundí en la cama un rato, sentí como me faltaba sus risas llenando las habitaciones de nuestros nuevos pisos, sus cosas, su olor a galletas, su tendencia a dejar sus cosas por toda la casa. Pablo me dejó hacer unos cambios en su piso de Madrid, estos pocos días que estuvimos al volver de Cancún y Miami, pero no me siento en casa. Faltan mis cosas... Faltan cosas de Elián... La verdad es que el piso solamente tiene una habitación, y estoy tardando en tener la conversación con Pablo de buscar un piso más grande al menos de una habitación, si no dos... para que mis padres puedan venir a dormir cuando vengan a visitarme a Madrid. No es que tenga miedo de tener esta conversación con Pablo, es solamente que esto incumbe llevar lo nuestro a otro nivel, hacerlo más "oficial".

Cuando salí de la habitación pillé Pablo, los ojos rojos, tragándose un vaso de agua. Me miró, aguantándose las lágrimas.

-No es justo... -es lo único que pudo decir antes que caigamos en los brazos el uno del otro, y ahí se vació sollozando- Cuando lo escucho pienso en mi a los 8 años... Para mí era tan adquirido que mis padres estaban ahí, me querían, mi familia... Navidad era una abundancia increíble. No es justo lo que está viviendo Elián. No es justo a su edad tener que estar sin su madre para Navidad.

No pude contestar nada. ¿Qué podía decir? Era mi hijo, ninguna madre debería separarse de su hijo así. Cuando finalmente nos calmamos, Pablo propuso de cambiar nuestros planes de pasar Navidad solos en Madrid y de irnos a Málaga con su familia, hacerles la sorpresa. No tuvimos que pensárnoslo mucho; Pablo compró los tickets de tren, hicimos unas maletas, y nos fuimos.

Finalmente el Uber nos deja delante de la casa de los padres de Pablo. Es la primera vez que estoy aquí. La verdad es que es la primera vez que vuelvo a Málaga desde que había vuelto a por Paco. Me hace raro. Veo la entrada y me recuerdo de las horas que me pegué delante del portal cogiendo fuerzas para tocar, para llamar, para hablar con quién me abriría. No era la primera vez que estaba aquí...

-¿Todo bien amor? -me pregunta Pablo.
-Si... Me recuerdo estar aquí hace unos años, buscándote... Es ahí que le di el sobre a tu padre –le digo mostrando una caja de correos que hay en el cruce de su calle con otra más pequeña.
-Joder... Me olvidé totalmente que es la primera vez que vienes aquí... Bueno... sin los ojos vendados. -dice cogiéndome en sus brazos.
-La verdad es que no lo pensé... hasta que todo esto me suene.
-¿Y habías entrado? -me pregunta.
-No... -sonrío- Tu mamá no me dejó entrar. Pero ahora que lo pienso... Me había olvidado de la vez que me trajiste con los ojos vendados. Eso que es gracias a lo poquito que vi que he podido situar tu casa...

Saturno En La TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora