30. Huracán de consecuencias

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WARNING 1 : Este episodio es bastante... Ahem... Caliente... La mezcla de mi obsesión por el álbum "Dorado" de Shakira (que encuentro suuuper sensual) y la fiebre, porque tengo una gripe terrible... Me imagino... 
WARNING 2: También es bastante largo... Sorry... Me emocioné...  ahahah... 

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Cancún, 18 de diciembre 2016
MAGALI

 Me despierto lentamente como levitando en el paraíso y las sensaciones van a par con las vistas; el mar en general azul turquesa y transparente a par con el cielo, se ha despertado esta mañana con un cielo gris y cubierto. Veo las palmeras moviéndose intensamente y gotas de lluvia contra el cristal de la ventana desforman ligeramente el paisaje. Toda esta atmósfera ha pintado el mar de turquesa oscuro, casi gria, y el viento también juega a crear olas formando una pequeña espuma blanca. 

Me encanta este tiempo también. De pequeña días así, y había muchos, eran sinónimos de ropa caliente, paraguas y caminatas en los bosques de Quebec con mi abuelo. Siempre preparaba un chocolate caliente para llevar que nos tomábamos sobre una roca que nos permitía ver kilómetros a la ronda los paisajes de mil colores, bosques y montes sin fin. Es otro ambiente aquí pero el aire acondicionado me da la ilusión que hace frío fuera, apoyando mi recuerdo. Claramente, si abro la ventana, nos entrará un calor húmedo y tropical casi ahogante, así es Cancún. Pero me quedo un ratito en los recuerdos, mi piel cubriéndose de piel de gallina, recordándome del gusto del chocolate caliente que me quemaba la boca. 

Contestando a mi frío, siento unos brazos que me enreden apretándome contra un cuerpo caliente y dulce. Me adentro en el abrazo y cierro los ojos para sentirlo mejor. 

Son las doce de la mañana, ya es la segunda vez que nos despertamos hoy. Aún hay restos de nuestro desayuno en la mesa que nos dejaron hace unas horas. Comimos, nos recordamos con risas la noche de locura, y cuando hablamos del episodio del coche nos dio ganas de volver a repetirlo, sin silenciarnos, y caímos exhaustos en la cama.

Me giro dulcemente para mirarlo acomodándose a la almohada. Estirado sobre la espalda un brazo debajo de la almohada y el otro sobre los ojos para que la luz no le moleste, así se pone cuando intenta robar minutos de sueño a las mañanas. Aprecio la vista de su axila, acaricio levemente el vello rubio oscuro que raramente está ya que lo tiene generalmente depilado. Tiene la cara relajada, ha podido dormir bien esta noche. Siempre está peleando contra el insomnio, es un pequeño milagro. Aunque me diga que cuando duerme conmigo se duerme como un bebé, hay noches que lo puedo sentir despierto abrazándome. 

Me acerco a él y le beso la frente, acariciando sus pelos locos para atrás, y vuelvo a mi posición de observación. Tiene la sabana torcida sobre su cuerpo, escondiéndolo a medias, pero su sexo está descansando a la vista. No aguanto una sonrisa por la visión de dios griego que tengo en este instante y por todas las imágenes que se despiertan al verlo. El cuerpo de Pablo no es el mismo de hace 8 años, las horas al gym  que se pega y los años lo transformaron totalmente. Y si no fueran unos lunares que hubiera reconocido entre mil cuerpos, con su cara escondida, parece otro hombre. 

Sonrío de nuevo, es incontrolable. He perdido la cuenta de cuantas veces hicimos el amor esta noche; la liberación de besarnos delante de nuestros amigos y familia, besarnos en público, así que el morbo al saber que mitad de la gente presente pensaba que era un rollo de una noche nos subió en las nubes. El sexo es en la cabeza, que no me digan lo contrario. 

El sexo así... Nunca lo viví con nadie. 

Los hombres con quién follé, aunque les muestre cómo hacerlo cómo hacerme placer, siempre tenían la tendencia a hacerme lo que les gustaba a ellos. Es lo que siempre explico a mis clientas; pero es tan difícil ponerlo en práctica cuando tienes un hombre adelante de ti que solo quiere "correrse" y "que te corras". Hacemos en los otros lo que nos hace placer a nosotros, pensando que será aceptado y apreciado. Los hombres teniendo 2000 terminaciones nerviosas en el pene, quieren más presión, más fuerza, más rapidez. Y ahí venimos nosotras... con 8000 terminaciones nerviosas en un pequeño trocito de carne, el clítoris, y ellos presionan, fuerzan, y aprietan eso como si fuera un botón de elevador roto.

Saturno En La TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora