Zoe
Un ruido molesto retumbaba en mi cabeza e interrumpía mi sueño; lo reconocía, era ese sonido fastidioso que indicaba que debía despertarme. Maldije en silencio (aunque sabía que estaba mal hacerlo) la estúpida alarma que no dejaba de sonar. Estiré mi brazo como de costumbre para detenerla, sin embargo, mi mano golpeó algo que parecía una lámpara. El ruido era cada vez más fuerte y desagradable, pero se sentía cercano, así que, aún medio dormida, probé estirando la mano hacia abajo de la cama y tanteando torpemente, logré dar con mi celular; apreté alguno de los botones laterales y el sonido se detuvo.Entonces, una extraña sensación comenzó a rondar mi cabeza, ya que en la mesita que estaba al lado de mi cama solo había un reloj despertador y por lo general, carpetas de trabajo universitario -debo haberme quedado en la casa de Julieta, pensé-. Entonces, comencé a abrir lentamente los ojos y al intentar enderezarme, una sensación de dolor se empezaba a sentir y recorría todo mi cuerpo. A medida que me iba incorporado y tomando conciencia de la situación, quedé paralizada al ver que estaba completamente desnuda, que la habitación en la que estaba claramente no era la de Julieta, mucho menos la mía, era una que yo no conocía y en la que había un hombre durmiendo a mi lado. -Oh no, no puede ser!- Empecé a inquietarme ante la situación. Zoe, cálmate, cálmate y piensa en lo que sucedió anoche, me dije.
Intento poner en orden mis memorias y mi mente viajó hacia 24 horas atrás: era muy temprano y me encontraba al teléfono con Julieta, mi mejor amiga, que estaba en su modo "voz de cachorra" echándome en cara lo aburrida que era, que así jamás conocería a alguien, que debería arreglarme y sacarme partido, que siempre la dejaba sola; eran sus terribles manipulaciones con las que intentaba persuadirme para que asistiera a la fiesta de fin de año que se realizaría esa misma noche en la universidad.
Conozco a Ju hace 3 años y en todo este tiempo, ha intentado llevarme a fiestas, cambiar mi estilo y presentarme a alguno de sus cercanos. La única vez que le hice caso, fue cuando me planificó una cita con uno de sus primos, Nick, pero terminó siendo un total y completo desastre. Desde entonces, he ignorado todas y cada una de sus peticiones. En esta ocasión se ha encaprichado aún más en que yo vaya, ya que durante este año ella participó en el comité organizador universitario, así que sus súplicas y reclamos comenzaron cuando se unió, hace aproximadamente 4 meses. Me doy por vencida y por primera vez en mucho tiempo, acepto una de sus peticiones. Ella está completamente dichosa y me indica que estará en mi departamento en unas horas para comenzar las preparaciones... Solo iré un momento para verla feliz y no darle motivos para reprocharme en el futuro; solo un momento y me marcharé, nada puede salir mal.
-Ugh! -escucho un quejido que me saca de mis pensamientos-
Vuelvo a la realidad y dejo de lado mis recuerdos cuando escucho una voz quejumbrosa, es el hombre que está recostado a mi lado. Comienza a girar su cuerpo lentamente, aún tenía los ojos cerrados y ponía sus manos sobre su cabeza, sus quejas indicaban que claramente le dolía. Para cuando pude ver completamente su rostro, estoy agradecida de que él aún no haya abierto los ojos, porque creo que mi cara se está cayendo a pedazos, yo... yo lo reconozco, claro que lo hago. Sé perfectamente quién es ese hombre: Noha Duncan -mierda- el maestro demonio -mierda, mierda, mierda!- Y para cuando caigo en cuenta, descubro que lo hice, anoche perdí mi virginidad con mi profesor.
Qué hice, Dios mío, qué hice. Realmente me acosté con alguien y ese alguien no es cualquier persona. No es que haya esperado llegar virgen al matrimonio ni mucho menos, pero al menos esperaba hacerlo con una persona a la que yo hubiese analizado y elegido con cautela y anterioridad. Claro, hasta ahora eso difícilmente iba a ocurrir, porque había dedicado por completo mi vida a los estudios y el romance era un tema que, por muchas razones, no tenía cabida en mi itinerario. Digamos que fui dejaba en la puerta de un convento cuando era apenas una bebé. Las monjas me adoptaron y me criaron; estudié en el internado adjunto, el cual ellas mismas dirigían.
Tuve conciencia a muy temprana edad de que los romances y las relaciones amorosas solo te llevan a destrozar y arruinar tu vida. Seguramente mi madre quedó embarazada y no tuvo el apoyo de mi padre, así que me abandonó. Las alumnas que asistían al internado conmigo soñaban con su príncipe azul, pero al poco tiempo de creer encontrarlo y estar felices y envueltas en su nube rosa, las veía desmoronarse y sufrir durante semanas, a veces, incluso, meses; era entonces cuando sus calificaciones bajaban y algunas dejaban de preocuparse por ellas mismas, otras intentaban amainar el dolor saliendo con uno y otro y otro chico. Es así como me di cuenta que el amor solo entorpece tu vida y es una barrera para lograr tus objetivos. Me pude percatar de eso aún en mi adolescencia, así que cuando tenía 14 años, decidí enfocarme de lleno en mis estudios para obtener una beca; me propuse a toda costa entrar en una buena universidad. Era un plan perfecto y ejecutarlo solo dependería de mí: entraría q la universidad y una vez que me graduara y obtuviera mi diploma, entraría a trabajar y comenzaría a ahorrar dinero para tener mi propia casa. Cuando todo eso sucediera, abriría mi agenda para darme paso a conocer a alguien: un hombre esforzado y amable estaría bien para asentarme y formar una relación.
Han pasado 7 años desde que planifiqué mi vida. A mis 21 años me había salido todo perfectamente bien; en el internado era una estudiante ejemplar, ya que tanto mi comportamiento como mis calificaciones eran brillantes, me agradaba el área de humanidades, así que me esforcé para sobresalir y asistí a torneos de historia y literatura. Era realmente aplicada, así que además de tener el apoyo del señor Eduard, mi benefactor directo, también conseguí el apoyo de benefactores anónimos. De esa manera obtuve los ahorros necesario para postular a mi preciada beca para la universidad. Cuando quedé e ingresé, decidí seguir en la misma línea a la que había estado acostumbrada en el internado: pasar desapercibida entre mis compañeros, (realmente no me importaba generar lazos o establecer vida social); la única forma en la que quería destacar era académicamente, ya que de esa manera, lograría tener alguna recomendación y probablemente, una vez graduada, se abrirían más puertas y lograría mi objetivo sin interrupciones, por lo tanto, me dedicaría a estudiar, sobresalir, postular a una ayudantía para tener algo de dinero y poder mudarme cerca del campus, lo que me permitiría tener aún más tiempo para estudiar. Lo único que había entorpecido levemente mis planes fue el hecho de conocer a Julieta, porque hasta ese momento no había tenido ninguna amiga mujer, solo conocía a Matt y Milo, los hijos del señor Eduard, el amable benefactor que conocí en el internado en el que crecí. Sin embargo, que Julieta se convirtiera en mi amiga no fue un impedimento para que todo lo demás se desarrollara según yo lo tenía establecido: seguía teniendo todo bajo control.
Todo iba bien hasta esa noche. Esa noche cambió mi vida para siempre...
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Fruto del Deseo
RomanceZoe Smith es una estudiante universitaria muy diligente y estructurada; está empecinada en planificar su vida sin que nada se salga de control. Todo iba según lo esperado, hasta que una noche se deja llevar por la pasión y el deseo. Es así como acab...