Fruto del Deseo

48. Te guste o no

Noah
Estábamos viendo una película en su apartamento cuando mi teléfono móvil comenzó a vibrar en mi bolsillo. Lo saqué para percatarme de que era mi padre, así que lo ignoré enseguida y seguí en lo que estábamos

Luego de la tercera llamada Zoe pausó la proyección

- Si tienes que atender la llama...

- interrumpí- No. no es importante -zanjé- Sigamos viendo

- me observó incrédula- Seguro? -alzó una ceja-

Antes de poder responderle, me llegó un mensaje de Luis

"Hay unos asuntos acá en la empresa que requieren de tu atención"

Rodé los ojos, bufé y comencé a teclear la respuesta de inmediato

"Tengo un trabajo en la universidad que requiere de mi atención. Búscate a alguien que se encargue de tus asuntos; no son tema mío"

- guardé mi celular y noté que Zoe me observaba atenta- Todo bien? -interrogó-

- Sí, solo las estupideces de Luis -contesté restándole importancia y la abracé para volver a acomodarnos- Anda, vamos, sigamos mirando la película

Luego de la película cenamos mientras la comentábamos y miré mi reloj; se hacía tarde, ya era hora irme, sin embargo, no quería separarme de ella

- Dijiste que tenías que trabajar -mencioné lavando los trastes que ocupamos para cenar-

- Oh, sí -respondió con naturalidad- comenzaré a revisar estos informes en cuanto te vayas -dijo ordenando y seleccionando documentos sobre la mesa-

- Te ayudaré -comenté-

Me giré levemente para observarla y Zoe estaba con la boca abierta analizando mis palabras

- Si finalizas rápido, te podrás dormir temprano. De esa manera ganamos todos -sonreí-

- Y tú qué ganarías con eso? -preguntó arqueando una ceja-

- Estar más tiempo contigo -respondí sin pensar y ella sonrió y corrió hacia mí para darme un beso fugaz-

Estábamos leyendo los informes cuando suena el timbre

- Esperas a alguien? -susurré y ella negó con la cabeza-

- golpearon la puerta- Zozo, estás ahí?

- pegó un brinco y se tapó la boca- Dios, es Milo -dijo con evidente nerviosismo mientras se levantaba del asiento- Ahora qué haré?

- me levanté de la silla y comencé a caminar en dirección a la puerta- Iré a abrir

- se apresuró hacia mí y tomó de mi brazo haciendo que me detuviera- Qué haces?

El mocoso estaba allí y me hervía la sangre

- Veré qué quiere -bufé- No entiendo por qué viene a estas horas sin siquiera avisarte -comenté en señal de reproche-

Zoe se despegó de mí y comenzó a buscar su celular, al encontrarlo llevó la palma de la mano a su frente

- Tengo muchísimas llamadas perdidas y decenas de mensajes -suspiró- Hoy en la tarde me comentó que quería hablar conmigo, pero lo olvidé por completo

- el chico volvió a llamar y se escuchó un fuerte suspiro del otro lado de la puerta- Zoe -nuestras miradas se dirigieron en dirección a la entrada- Me iré; solo venía a charlar contigo y a cerciorarme de que estuviese todo bien. Estoy un poco preocupado; esta última semana has estado... Olvídalo. Llámame si necesitas algo