CAPITULO 79: Blood in your lies

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El poder es el único medio que tenemos para asegurar nuestra permanencia, dominarlo es la garantía de que nunca tendrás que someterte a nada ni a nadie; Beren lo sabía bien, también sabía lo frágil que era y que por lo tanto era tan esencial tenerlo como estar dispuesto a lo que fuera con tal de conservarlo.

-Les he pedido reunirnos aquí con tanta urgencia por que hay un asunto que debemos discutir, no me es fácil hablar al respecto pero lo haré y seré franco pues no creo que deba ser yo quien se avergüence. Hace algún tiempo llegó un grupo de extranjeros a mi reino y mi hogar, con las puertas abiertas de par en par fueron recibidos con amabilidad y cortesía, inconscientes de las malignas intenciones que albergaban estos individuos, pues uno de ellos me ha arrebatado algo invaluable. Estoy seguro de que saben que mi esposa ya no se encuentra a mi lado, mucho me temo que ha perdido por completo la cordura, la conozco bien desde que éramos pequeños, todo cambió después de él... Ya no era la misma, como si se encontrara bajo algún maleficio, algún encantamiento que la obligará a perder toda razón y entregarse a la locura y la traición. Era el amor de mi vida, y me lo arrebataron de la manera más cruel.

-¿Quién es este ser tan malévolo, Mi señor?- preguntó Breogan rey de Esgaroth perplejo por lo que Beren relataba.

-Un elfo- contestó con asco- llegó acompañando al rey Aragorn.

-Pero ¿cómo permite el rey Aragorn tal conducta?- exclamó escandalizado Cillian, rey del Reino del valle.

-No solo la permite- replicó Beren- sino que la condona, y creo saber porque... para cualquiera que haya prestado atención a la historia de este mundo sabe que el rey Aragorn vaciló a decidirse en ocupar el trono en Gondor, su indecisión permitió que los hombres se dispersaran haciéndose más vulnerables a los peligros que acechan a todo momento, sin embargo él nunca fue consciente de ello, lejos de las tierras de los hombres se crió y creció entre elfos... sabiendo esto, no me sorprendió enterarme de lo que hizo... sé que será difícil creerlo viniendo de mí cuando ya he hecho tan claro mi desdén por él y su gente más cercana.

Beren le hizo una seña a Gudmund quien aguardaba junto a la puerta, él de inmediato salió por la misma para volver después de unos instantes acompañado de dos hombres algo golpeados y con la mirada apesadumbrada, en el pecho de ambos podía verse el escudo de un árbol plateado.

-Estos dos hombres son soldados sobrevivientes del asalto que hubo a la ciudad de Minas Tirith hace unas semanas, llegaron aquí en busca de ayuda, y a traernos una terrible noticia- Beren explicó para luego dar la palabra a los hombres que aguardaban de pie a su derecha.

-La ciudad de Minas Tirith cayó con fuerza, en un ataque brutal y devastador, sin embargo su gente aún tenía la voluntad de ponerse en pie pero se encontraron sin líder que los guiara- comenzó a relatar uno de ellos- Nuestro rey nos ha abandonado, creemos que él y su familia han huido...

-¿A dónde podría huir?- preguntó uno de los reyes visiblemente escandalizado.

-Mirkwood, Mi señor- respondió el soldado.

-¿El bosque negro?- dijo el otro rey también perplejo- ¿Elfos?

-Así es Mi señor- contestó el soldado agachando la cabeza. Ambos reyes se encontraban conmocionados, sin saber qué decir o cómo proceder. Beren agradeció a los soldados y les indico que se retiraran. Una vez que estuvieron los tres reyes a solas Beren continuó con su discurso.

-Eso es por lo que los he llamado señores- los dos reyes aún parecían fuera de sí y tardaron un momento en hablar.

-No hay palabras que puedan expresar mi desconcierto- exclamo el rey Breogan.

-No imagino qué podría hacerse en una situación tan odiosa como esta- añadió el otro rey.

-Para mi no hay misterio, en realidad, es bastante simple- el tono de Beren se hizo más lúgubre a medida que pronunciaba aquellas palabras.

Born to Die (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora