CAPITULO 51

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"Perdida en la niebla de estas solitarias colinas

La sangre corre caliente, la noche es fría

Sin tu amor estaré...

Tan sola y perdida ¿Me estas echando de menos?"

Cabalgaron sin descanso lo que le pareció a Miriel una eternidad quien se había quedado inmóvil con todos sus sentidos aturdidos por las imágenes de aquella noche que se repetían en su mente una y otra vez, cada paso que la había llevado hasta donde se encontraba en ese momento, no fue hasta que vio el sol poniéndose frente a ellos por tercera vez que el cansancio y el movimiento incesante del caballo se hizo insoportable.

-alto- murmuro Miriel casi inaudible, Glorfindel lo noto sorprendido de que al fin emitiera algún sonido y se acercó un poco más a ella- Alto... por favor hay que detenernos... no puedo más- hablo claro en una súplica desgarradora.

Los elfos lo notaron y apenados por ella comenzaron a disminuir el paso de los caballos.

-Estamos por llegar al viejo cruce del Gran río Anduin, descansaremos al cruzarlo- dijo Glorfindel a los otros elfos, luego se agacho un poco y le susurro a Miriel- falta poco solo resiste un poco más.

Un par de horas más tarde cuando el sol se había ido y lo único que ofrecía algo de luz eran las estrellas en el cielo finalmente estaban del otro lado del gran río, lejos muy lejos de todo lo que Miriel alguna vez había conocido. Se detuvieron al fin a descansar, todos agotados y consternados se sentaron alrededor de una pequeña fogata que improvisaron, se sentaron en silencio mirando da vez en cuando a Miriel, ella incapaz de seguir soportando la mirada de sus compañeros se levantó y se dio la vuelta alejándose de ahí, al instante Glorfindel fue detrás de ella llamándola.

-Te lo suplico Glorfindel déjame estar a solas un momento- contesto Miriel agobiada.

-no debes alejarte Miriel estas son tierras salvajes- le advirtió Glorfindel- tienes que quedarte junto a nosotros.

-no voy a alejarme, solo necesito un momento- insistió sin darse la vuelta. Elrohir que lo observaba todo fue hasta Glorfindel y lo convenció de que la dejara tranquila por unos momentos.

-Está bien, pero quédate cerca- dijo finalmente.

Pasaban las horas y Glorfindel no descuidaba su vista de Miriel, detrás de él Elrohir Elladan y Lindir descansaban y conversaban.

-Glorfindel han pasado horas sin que se mueva, deja de vigilarla- Elladan le llamo la atención pero él solo lo ignoro y continuo con sus ojos fijos.

-no ha bebido casi nada, ni probado alimento en días- le contesto.

-si así lo desea que no lo haga... es su voluntad- Elladan alego solo para que en seguida Elrohir le reclamara a su hermano en un susurro que dio pie a una corta discusión en elfico.

Lindir había presenciado todo y sabía que no podía quedarse sin intervenir ni un momento más, se levantó y camino hasta Glorfindel –descansa, me quedare con ella un rato- le dijo, se acercó despacio hasta ella y se sentó a su lado y se quedaron en silencio hasta que ella levanto la cabeza y lo miro.

-estoy cansada de que las personas que dicen quererme me alejen de ellos- hablo ella finalmente.

-Miriel, puedo adivinar que lo que mi señor Legolas menos desea es estar lejos de ti, no tienes idea del pesar con el que nos ha pedido que llevemos a cabo este viaje- Lindir le confeso.

-¿Sabes? de dónde vengo existe la creencia de que los niños cuyas madres mueren durante el parto están destinados a una vida triste, con una fortuna inconstante como las estrellas, cambiante como las fases de la luna... me negaba a creer en supersticiones pero mientras pasan los años me pregunto si en realidad estoy marcada... Quizá sea lo mejor mantenerme en la distancia todo lo que acarreo son dificultades y sacrificios, basta con verlos a ustedes para darse cuenta.

-Pero de qué hablas- le pregunto Lindir.

-Por mi han tenido que abandonar su hogar para siempre tal vez y sin tener siquiera la certeza de que valdrá la pena al final.

-Es cierto que por primera vez en mi vida me alejado de lo que siempre he conocido como mi hogar, pero no subestimes nuestro entendimiento de la situación y hablando por mi puedo decir que lo hago porque sé que es lo correcto y lo necesario... no ha sido una decisión fácil pero es la clase de cosas que solo haces por tus amigos, por quien te importa, y si mal no lo recuerdo tu y yo somos amigos ¿no es así?- le pregunto Lindir con una sonrisa.

-Así es- le sonrío de vuelta, sus palabras la habían conmovido hasta en lo más profundo de su alma.

-hemos tomado una decisión y nos mantendremos firmes a ella- le aseguro- y hablando como amigo te digo que yo no preocuparía por esas supersticiones porque cuando te miro puedo ver el sol en tu cara y no creo ser el único- ella le sonrió agradecida por la bondad de sus palabras y lo abrazo.

Glorfindel observo atento todo el tiempo que Lindir y Miriel hablaron, se sintió aliviado de que Lindir hubiera logrado un acercamiento y se sintió aún más aliviado cuando vio como se levantaban y caminaban de vuelta a donde ellos descansaban, Glorfindel se preparaba para ofrecer una disculpa por lo vivido en los últimos días cuando fue interrumpido por Miriel.

-Quiero disculparme con todos ustedes- le hablo a Glorfindel y Elrohir, Elladan dormía aparentemente de espaldas a todos ellos pues no se movió cuando Miriel hablo- pensaba en demasiadas cosas que no me permitía ver lo amables que estaban siendo conmigo... lo lamento.

-No hay porque disculparse Miriel, comprendemos- dijo Elrohir.

-Se los agradezco- Miriel sonrió para luego sentarse junto con Lindir a comer algo finalmente. Glorfindel se acercó hasta ella y le entrego un cinturón que guardaba dos dagas.

-Quiero que lleves esto, debería ser un viaje tranquilo pero estas tierras han sido solitarias desde hace mucho tiempo... espero que no llegue pronto la hora en que tengas que utilizarlas.

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2/3

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*Nota: La frase del principio es una canción de Florence & The Machine, "Long & Lost", les recomiendo que la escuchen. 

Born to Die (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora