CAPITULO 58

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Miriel lloraba silenciosamente sentada junto a la cama mirando a Legolas recostado, su rostro se veía sereno pero no podía ignorar los vendajes en su hombro manchados de sangre, las imágenes del asalto era lo único que podía ver cuando cerraba los ojos, solo interrumpidas por la imagen del numeroso ejercito de Beren que según le habían contado estaba plantado en los límites del bosque al sur.

-Solo está dormido, le evitara el dolor- escucho la voz del rey Thranduil detrás de ella, Miriel tenía un enorme nudo en la garganta que no le permitía hablar así que por un momento se quedaron en silencio.

-Yo nunca quise que nada de esto pasara- hablo con dificultad ya que sus labios temblaban, y sin poder mirarlo a la cara- nunca quise que nadie saliera lastimado.

-Lo imagino- dijo él secamente.

-Tengo que irme- soltó de repente lo que sorprendió al rey Thranduil.

-Francamente no creí que consideraras esa opción- le dijo él verdaderamente pasmado

-Soy completamente consciente del daño que le he hecho a toda su gente y lo lamento profundamente... no puedo remediarlo pero puedo hacer que se detenga- dijo Miriel hablando con más seguridad pero aun con dolor.

-Es una decisión difícil de tomar- dijo él observando atentamente a Miriel en busca de alguna señal de arrepentimiento.

-Yo quiero hacerlo... este lugar todo lo que he aprendido y las personas que he conocido, no puedo permitir que sean destruidos... aborrezco las guerras, no quiero una con mi nombre- le dijo mirándolo a los ojos por primera vez, él asintió demostrándole a Miriel el primer gesto de reconocimiento- Esto será lo más difícil que hare en toda mi vida y si me lo permite me gustaría hacer una única petición

-Adelante- dijo él un poco extrañado

-Él no va a entenderlo- dijo mirando a Legolas sintiendo como su corazón se destrozaba por milésima vez esa noche- por favor no permita que vaya tras de mí, Beren lo matara si lo hace... y una última cosa, hágale saber porque lo hago, no quiero que sienta que lo abandone.

-¿Eso es todo?- pregunto él con su semblante imperturbable, Miriel asintió- te dejare un momento a solas, déjame saber cuándo estés lista- ella le agradeció antes de que saliera de la habitación.

-Eso no será necesario- dijo poniéndose de pie- si lo miro una vez más no podré hacerlo, no soy tan fuerte- intento sonar confiada pero su voz se quebraba.

-¿Es tu voluntad entonces partir ya?- pregunto él.

Ella asintió para después salir de la habitación, Miriel no dio ni una sola mirada atrás pero cuando escucho como esa puerta se cerraba un escalofrió recorrió su cuerpo como si gritara en silencio a medida que ella se alejaba.

Minutos más tarde se encontraba ante las puertas del reino donde había acordado encontrarse con el rey Thranduil, quien pronto arribo acompañado de dos guardias.

-¿Estas lista?- pregunto cuando llego hasta ella, Miriel asintió incapaz de hablar por el nudo en su garganta- Enviare dos guardias contigo- Miriel se sorprendió por el ofrecimiento del rey pero de inmediato intervino.

-Por favor majestad, eso no será necesario- dijo ella

-Entonces permíteme acompañarte en el camino- Miriel estaba a punto de volver a negarse cortésmente pero el rey hablo antes- insisto

Miriel finalmente accedió, y ambos comenzaron a andar el camino que tenían por delante. Caminaron en silencio lado a lado por un gran tramo, era una noche fría y neblinosa y parecía que el único sonido que podía escucharse era el de sus pisadas, hasta que en algún momento del camino Thranduil hablo.

Born to Die (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora