CAPITULO 64

1.2K 133 14
                                    

¡No! ¡No! ¡No!

Los gritos de Miriel eran todo lo que se escuchaba en la habitación, sentada en la orilla de la cama se pasaba las manos por el cabello y el rostro repetitivamente, se sostenía la cabeza intentando librarse de las palabras de Elrohir Lindir y Glorfindel que la abrumaban y la angustiaban.

-Miriel tienes que tomarlo, hace cuatro días que no duermes- Lindir se sento junto a ella y le hablo con calma intentando calmarla, pero Miriel volteo la mirada evitando el contacto y respirando con dificultad lo que daba la impresión de que temblaba.

-No puedes quedarte sin dormir como la semana pasada- dijo Elrohir buscando sus ojos sin éxito.

-Voy a estar bien, solo déjenme tranquila- dijo ella poniéndose de pie intranquila evitándolos a toda costa, pero pronto Glorfindel se plantó delante de ella obligándola a escucharlo.

-Estamos tratando de ayudarte, pero no sabemos cómo- le dijo, mirándola sintió una opresión en el pecho al notar las pronunciadas ojeras bajo sus ojos y su cara pálida, lucía completamente exhausta- tal vez te tranquilizaría si hablaras con...

-No- dijo Miriel sin siquiera dejarlo terminar la oración y con una mirada que le hizo saber a Glorfindel de inmediato que había tocado una fibra sensible- No voy a obligarlo.

Miriel recordó en ese momento un par de semanas atrás, el primer día que al fin pudo salir de la cama todo su cuerpo le dolía aún pero se sentía feliz de saber que al menos estaba sanando. Hasta ese momento solo recordaba haber tenido contacto con Elrohir quien se había ocupado de hacer que mejorara o al menos eso creía porque sus primeros momentos consientes habían sido confusos y breves por un largo tiempo, así que no podía expresar toda la felicidad que sintió en el momento en que estuvo lo suficientemente bien para recibir visitas y cada uno de los amigos que creyó en un momento haber dejado para siempre se presentaron felices y aliviados por verla recuperándose, uno por uno se reencontraron con ella a lo largo de ese día, Miriel no recordaba alguna que alguna vez la felicidad que sentía la hubiera hecho llorar de esa manera. El día transcurrió lleno de momentos por los que Miriel se sentiría agradecida por siempre, sin embargo al final del día faltaba una sola persona por presentarse y a medida que los minutos transcurrían una sensación extraña de miedo comenzaba a invadirla, y su cabeza estaba tan llena de dudas que ni siquiera sabía que preguntar o si debía preguntar, pero al final comenzaba notarse su intranquilidad.

-¿Estás bien?- pregunto Elladan sentado junto a Miriel en la cama notando lo pensativa que parecía.

-Estoy bien- le contesto ella sonriendo tímidamente- ha sido un día largo.

-Para todos ha sido difícil lo que te sucedió- hablo Glorfindel mirándola de pie junto a ellos

-Lo sé... hay tantas cosas que salieron mal, muy mal- se lamentó con la mirada baja.

-No debes preocuparte por eso, entendemos porque lo hiciste- le aseguro Elladan pero ella lo miro con incredulidad y le dijo.

-¿Todos ustedes?- Elladan entendió de inmediato de quien hablaba Miriel y solo se quedó en silencio- creo que esa es la respuesta- dijo ella desanimada.

-Es más complicado de lo que crees- comenzó a explicar Glorfindel pero pronto sus palabras fueron interrumpidas cuando notaron la presencia de alguien en el marco de la puerta.

Miriel se quedó inmóvil cuando vio a Legolas de pie frente a ella, sentía tantas cosas a la vez que ni siquiera le permitía reaccionar, se quedaron en silencio por lo que le pareció una eternidad y entonces noto la frialdad con la que lo miraba completamente inexpresivo hasta que sus ojos se encontraron con los de ella y por un instante vio cómo se llenaban de dolor, Miriel reacciono al instante poniéndose de pie pero antes de que pudiera dar un paso hacia él Legolas dio la vuelta y se fue de ahí sin decir una palabra.

Born to Die (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora