CAPITULO 92: Maldición

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Legolas y Eothain habían dejado el castillo pensando que hacer en la situación en que se encontraban sin dejar de preocuparse por no ser vistos. Las circunstancias terminaron por llevarlos hasta el pueblo que se encontraba desierto pues toda la gente debía estar bien resguardada y todos los soldados ya debían estar en la batalla; pensaron que en ahí podrían buscar un lugar seguro para Eothalion y que les permitiera regresar a buscar a Miriel y Arphen rápido. Finalmente encontraron un establo vació que perfectamente funcionaria como escondite. Débil pero consiente la ocultaron detrás de un gran montón de heno, ella les agradeció nuevamente y les dijo que estaría bien ahí.

-Debemos volver ya- Legolas le dijo a Eothain tratado de disimular su impaciencia, no quería parecer insensible pero no podía esperar a terminar con esto.

Eothain no tuvo oportunidad de contestar porque el estruendo de un estallido hizo temblar el suelo y el establo donde se encontraban y por poco los hace caer. A medida que pasaba la confusión aquel sonido les hacia recordar la noche en que Minas Tirith fue atacado, era el mismo. Legolas salió del establo buscando el lugar de donde había provenido temiendo que estuvieran utilizando aquellos extraños explosivos contra sus amigos que peleaban a las afueras de la ciudad, sin embargo esto no era así. Se dio cuenta con terror como había humo subiendo de la entrada principal del castillo, y sabía que no podía significar nada bueno.

Antes de que Eothain pudiera haberlo previsto Legolas ya había salido corriendo de ahí, fue tras de él con la esperanza de alcanzarlo y tranquilizarlo, sabía bien que la preocupación no podía dejarlo pensar con claridad en ese momento. Pero fue demasiado tarde, para cuando lo alcanzo se habían topado con al menos un centenar de soldados grises.

-¡Ahí está el elfo! ¡Deprisa!... acaben con él.

Escucharon que alguien gritaba, Legolas y Eothain se miraron cortamente antes de desenfundar sus espadas y enfrentar a los hombres que se abalanzaban contra ellos.

Un par de guardias que recién llegaban se detuvieron al ver la escena.

-No tiene oportunidad- le dijo uno de ellos al otro divertido-... esta nunca fue una batalla sino una cacería, a cada hombre soldado y mercenario se le ha ordenado matarlo. No hay forma en que pueda evitarlo, eventualmente alguien lo atrapara... Su majestad quiere al elfo muerto, solo así terminara esta lucha que nos está arruinando.

-Terminémoslo entonces... Reúne a tus hombres, hazle saber a todos que el maldito esta aquí- el sonido de un cuerno fue la respuesta a aquella orden.

***

"Recuerda... trata de recordar... ¿qué fue lo último que escuchaste? ¿Qué fue lo último que viste?... Arphen... los guardias... él estaba gritando mi nombre... algo salió mal"

Esos fueron los primeros pensamientos claros que tuvo Miriel, no recordaba haber perdido la conciencia pero abrió los ojos y se encontró tendida boca abajo en medio de las escaleras. No podía ver con claridad, todo estaba lleno de humo y polvo y el aire se sentía tan caliente que quemaba la piel. Tosiendo y con dificultad se levanto, se encontró rodeada de escombros y a unos metros de ella yacían el cuerpo sin vida de un hombre aplastado por parte del techo de roca solida que se había desmoronado sobre él. Aun no estaba muy segura de que había sucedido pero al ver el rostro de esos hombres su memoria volvió. Los habían atrapado, de pronto se habían visto rodeados de guardias, querían saber donde estaba Legolas pero ella se había negado a hablar, uno de esos hombres la golpeo y la tomo del cuello, Arphen trato de impedir que la hirieran y por eso dijeron que lo ejecutarían. El hombre ordeno que se lo llevaran "Estoy seguro de que al rey Aragorn le gustaría tener de vuelta a su hijo, aun que sea solo una parte" fue lo que dijo con una sonrisa burlona. Miriel recordaba claramente la expresión en la cara de Arphen cuando lo alejaban de ella, a gritos les suplicaba que no fueran a dañarla. Recordaba también al guardia que la sujetaba con fuerza llevándola a rastras por las escaleras murmurándole al oído que Beren aguardaba impaciente por ella, y los gritos de Arphen cada vez más lejanos haciendo eco en el pasillo por donde se lo habían llevado el resto de guardias. Escucho un par de maldiciones y mucho movimiento y entonces... entonces hubo una explosión.

Born to Die (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora