CAPITULO 62

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Miriel caminaba de prisa por los pasillos del castillo hasta llegar a su habitación donde daba vueltas sintiéndose frustrada, había salido corriendo después de tener una pelea con Beren. Todo había comenzado en la cena esa noche con el capitán de la guardia de la ciudad de Dale y su esposa, la velada había transcurrido de lo más normal pero casi llegando al final, la esposa de aquel hombre había comentado sobre la belleza de Miriel y como le daría a Beren herederos preciosos, esa idea se había quedado grabada en su mente y de solo pensarlo se sentía enferma. Una vez que los invitados se retiraron Miriel le dijo a Beren que eso jamás pasaría, que ni siquiera se atreviera a contemplar la idea, lo que había dado inicio a la pelea. Ahora Miriel se sentía desesperada, agobiada por la sola idea de llevar dentro de ella al hijo de Beren, tenía la sensación de ser una llama que luchaba por no apagarse, y sintiendo como todo la superaba maldijo su vida y la de Beren y la hora en la que sus caminos se cruzaron, desde hace largo tiempo ambos eran tan miserables, ambos echaban de menos fantasmas.

Se quedó asomada por la ventana, y en ese momento el reino le pareció más gris y seco que nunca, todo lo que florecía era el brezo y aunque era bonito casi siempre estaba marchito, pensando en eso llamo la atención de Miriel entre aquel jardín muerto dentro de los muros del castillo habían comenzado a florecer unas flores blancas que creía haber visto en algún sitio pero no recordaba donde. Entonces escucho como las puertas se abrían de golpe relevando a un enfadado Beren.

-¡Me dejaste hablando solo!- le grito enojado.

-No había nada más que discutir- le contesto Miriel molesta también.

-No puedes negarte, es tu deber darle a este reino un futuro rey- le dijo apretando la mandíbula, a estas alturas la paciencia de Beren se agotaba.

-Acepte ser tu esposa pero no te daré ningún hijo... eso no va a pasar ¡jamás!- Miriel le grito antes de salir corriendo fuera de la habitación. Beren maldijo cuando paso junto a él y fue detrás de ella llamándola cada vez más molesto.

Miriel corrió por el palacio con Beren detrás de ella no la dejaba pensar con claridad hacia donde se dirigía y pronto se encontró subiendo las escaleras que llevaban a la torre más alta, una pequeña habitación en donde solían almacenar cosas. Cuando entro Miriel se quedó impresionada al ver que en aquella habitación ahora estaban varios de los estantes y vitrinas en donde el profesor Dorben guardaba sus libros y otros objetos y mientras iba reconociendo los títulos de aquellos libros saltaba a su memoria pequeños datos que recordaba de repente sobre una terrible verdad que comenzaba a sospechar, estaba tan impresionada que se olvidó de asegurar la puerta y pronto Beren estaba de pie frente a ella.

-Dijiste que el profesor Dorben se había llevado todas sus cosas cuando lo desterraste- le dijo Miriel mirándolo recelosa.

-Nada que este aquí debería ser de tu interés Miriel- ella estaba por replicar pero Beren la calló de un grito, tal parecía que había llegado a su límite- ¡Ya basta! Estoy cansado de procurarte lo mejor ¡Te he dado todo! Absolutamente todo lo que tengo, te he tratado como a nadie en mi vida ¡¿Y qué obtengo a cambio?!- Beren le gritaba caminado hacia ella amenazadoramente, con sus ojos ardiendo veía a Miriel con tanta ira, ella retrocedía asustada hasta que su espalda se encontró con uno de los estantes y la hizo sentir acorralada.

-No te acerques más- le dijo ella pero Beren continúo aproximándose hasta que la tomo por los brazos.

-¡Estoy harto! Harto de mirarte a los ojos y encontrarme nada, de escucharte llamarlo cuando duermes- le gritaba sacudiéndola mientras ella lo miraba aterrado y le pedía que se detuviera- He sido bueno contigo todo este tiempo porque quería hacer las cosas fáciles para ti, todo lo que tienes que hacer es ser reciproca... Te amo Miriel- le explicaba desesperado por percibir una señal.

Born to Die (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora