¿TE ANIMAS?

GRACIAS

Ya en la habitación tenía a mi pequeña hermana con un sinfín de aparatos puestos sobre ella, miraba su rostro golpeado. Lo tomé entre mis manos suavemente y la acaricié con mucho cuidado como si fuera lo más delicado del mundo y sin querer romperlo. La amaba, amaba con todo mi ser a mi hermana, Dios sabe que eso es sumamente cierto y que sin ella no estaría hoy en día con vida porque es mi razón principal de vivir.

Luego de un par de horas más decidí que debía ir a la oficina por Ggomo, nosoy cruel para dejarlo ahí solo:
- Ailee... debo ir a la oficina a recoger a Ggomo ¿podrías cuidarla?
- Me quedaré con ella, ve con cuidado ¿si?
- Llámame cualquier cosa, mantén la puerta con seguro y sólo deja pasar a los médicos ¿entendido? Si notas algo sospechoso no dudes en llamarme.
- Lo sé, tranquila, lo haré.

Me dirigí con velocidad a mi auto, no encontré ninguna multa así que conduje sin más.

Juro que quería estrellarme contra cualquier cosa, cualquier edificio, cualquier poste, tirarme en un barranco, algo, cualquier cosa, de verdad quería acabar con mi maldita vida como sea. Pero ahí estaba ella sentada a mi lado, sentía la presencia de mi pequeño ángel y me dije a mi misma que no haría una estupidez porque ella cuando despierte debe verme a su lado y sonreír.

Al llegar a la empresa todo el mundo miró mis ojos rojos e hinchados por llorar, cada grupo sacaba sus conclusiones pero no estaba para ello. Cuando me encontré con mi secretario de golpe le indiqué:
- Comunicate con la señorita Kim YongSun y dile que se hará cargo de la empresa hasta nuevo aviso, quiero que ella vaya a todas las reuniones, mándale los documentos, no asistiré a las reuniones pendientes ¿entendido?
- Si señorita Jung ¿motivo?
- Diles simplemente que es personal, no me gusta que nadie se entere de mi vida ¿entendido?
- Entendido señorita Jung.

Me dirigía a mi oficina y él me quiso avisar que había alguien dentro pero yo ingresé antes y la vi sentada esperándome, le indiqué al chico que se retirara y al escuchar el cerrar de la puerta comencé primero a buscar a Ggomo.

Lo encerré en su mochila porque luego me sería difícil atraparlo y comencé a arreglar sus cosas para llevarlas conmigo:
- Vienes en un mal momento para hablar, quizás no haiga un momento ahora así que disculpa si ni te puedo atender.
- Wheein...

No me gustaba mostrar lástima, siempre he actuado dura y como si nada ante mis problemas, pero lo de Heyne si me había afectado demasiado y se notaba en mi rostro a total perfección.

Ella de repente tomó mi mano y me volteó para verla, no quise mirarla pero alzó mi mirada, me dio una pequeñísima sonrisa y me abrazó:
- ¿Sabes? Sé que aún no estamos en buenos términos, pero un abrazo no se le niega a nadie y menos para este tipo de situaciones.

La abracé, juro que no podía contenerme mucho tiempo y mis lágrimas caían a montones, sentía como si mundo se derrumbaba y mi corazón se rompía en mil pedazos.

Su abrazo me era muy cálido y reconfortante, realmente era algo que no había sentido nunca con otra persona aparte de mi madre y hermana, esos abrazos llenos de cariño y amor que suelen dar la familia, pero ella no era mi familia ¿Por qué me sentía así? Era una pregunta que no me respondería en estos momentos, no me podía dar el lujo de hacerlo porque primero era mi hermana.

Me separé de ella luego de unos minutos, con cuidado secó mis lágrimas que aún permanecían en mi rostro y me dijo:
- No sé qué es lo que pasa, tampoco voy a preguntar porque sé que no me lo dirás, pero tienes que ser fuerte ¿Si? Si te debilitas no podrás afrontar el problema y te destruirá más. Tienes que aguantar.

Quería agradecerle por esas palabras con muchas palabras bonitas de manera amigable, pero no podía quedarme mucho tiempo con ella, mi ángel me espera.
- Gracias por todo.

Fue lo único que pude decir antes de coger todas mis cosas, a Ggomo y luego retirarme de mi oficina para ir directo al hospital.