¿TE ANIMAS?

¿POR QUÉ?

Desperté desnuda luego de lo de anoche, ya sabía que no me iba a dejar irme y la verdad que no le dije nada al respecto, no me iría, extrañamente quería quedarme y ser abrazada por ella como solía tenerme esos pocos días que estuvimos juntas.

La vi a mi lado durmiendo tranquilamente, aún no se despertaba, se veía hermosa durmiendo.

Comencé a tocarla un poco descaradamente y eso la despertó, me miró y sonrió:

- Buenos días.
- No había una mejor forma de despertarte.- bromeé.
- Fue perfecto.- me dio un corto beso.
- ¿Preparo algo?
- Yo voy a preparar algo, descansa un rato más, me daré una ducha y prepararé el desayuno ¿te parece?
- De acuerdo, me avisas.- volví a cerrar mis ojos.

No sé cuántos minutos pasaron pero ahí estaba ella vestida despertandome:

- Toma una ducha mientras preparo el desayuno.
- Ya voy.- me levanté.

Al salir de la habitación vi toda la mesa lista, está vez desayunariamos una al lado de la otra, no frente a frente como anoche.

Tomamos asiento y comenzamos a comer tranquilamente. En eso ella toma mi mano izquierda con su mano derecha, al no utilizar esas manos hizo que las unieramos, no puse oposición y cerré el agarre de manera tranquila. Ella sonrió por lo bajo pensando que no lo notaría pero lo hice ¿qué pasará por tu cabeza Hyejin?

Al terminar me soltó y fue a lavar todo. Cuando soltó mi mano sentí un vacío extraño, no había sentido eso nunca, extrañamente quería que la volviera a sostener, pero eso es algo loco ¿Por qué quería eso?

- Vamos.
- ¿A dónde?- pregunté.
- A tu casa, Heyne me va a matar si no te llevo temprano.
- De acuerdo, vamos.

Nos dirigimos a mi casa en silencio, pero este si era un poco incómodo, sentía ina atmósfera extraña por parte de Hyejin, su mano con la cual sostenía la palanca de cambios mostraba su nerviosismo o quizás miedo ¿qué era lo que estaba pasando?

Al llegar me acompañó hasta la puerta con una pequeña mochila junto a mi ropa.

- Bueno... ya te dejo aquí.
- ¿Estás bien?
- ¿Me veo mal?
- Sí ¿qué pasa?
- Es el semblante de siempre, tranquila.- me sonrió.
- Eres extraña.
- Quizás.

Sin más que decir me besó y le correspondí, nos quedamos por unos minutos o eso fue hasta que sentí el sabor salado de sus lágrimas, habían caído al menos un par de gotas, no había sido mucho.

Ella se separó con una sonrisa en el rostro, sequé su rostro con cuidado:

- ¿De verdad estas bien?
- Me alegra que ya estés libre.
- No imaginé tanta emoción.- traté de bromear un poco.
- Ni yo.- rió brevemente.- Bueno, no quiero quitarte tiempo, ya me voy.
- Ve con cuidado.

Se alejó dirigiéndose a su auto y antes de subir se despidió moviendo su mano:

- Adiós Wheein...- susurró.

Podía leer el movimiento de sus labios, pero ¿Por qué siento que duele escucharla decir aquello?

Subió a su auto y desapareció de mi vista ¿qué era lo que estaba pasando? ¿Por qué me siento tan mal?