The barman (KookMin) ~ [Terminada]

33. 🍸💕

La forma suave y delicada en que sus caderas se movían de un lado a otro era malditamente tranquilizante, el sueño y cansancio que hace minutos le gobernaba había pasado a la historía.

La vista frente a él, podría distraer hasta la más fuerte voluntad y hacerla pedazos.

— Mmm~ esta más rico de lo que pensé — Comentó con su dulce voz — ¿No te parece delicioso Kookie?...

La mirada café de su chico le buscó esperando una respuesta de su parte, Jeon sonrió de forma inmediata dejando de beber de su café.

— Si muy rico Hyung..... pero ¿Realmente esto es necesario?...

— Si es necesario, tomate todo tu café y luego nos iremos, ya que no quieres tomar un taxi esperaremos a que estes lucido — Sentenció

El pelinegro suspiró no pudiendo contradecirlo; pero al mismo tiempo sonrió cuando una idea cruzó su mente y la maldad llegó a él.

— ¿Es que acaso que no confías en mí Hyung? ¿Tienes miedo de que tengamos un accidente? — Su tono triste paralizó al pequeño quien le miró preocupado con rapidez.

— ¡N-No para nada Kookie, eres la persona en quien más confío tu lo sabes!...

— Entonces porque no dejas que maneje, solo me dormí por diez minutos Hyung y ahora estoy lucido... Me haces sentir que no confías en mí... — Jeon bajo su mirada de tristeza hasta su vaso de café.

Aguantando las incontrolables ganas de reír por lo bien que estaba actuando.

Jimin mando a volar el vaso del que bebía para llegar hasta él y sostener su rostro triste lleno de dolor.

— ¡¡Oh no, no ,no, no!! Por dios no pienses eso yo... yo no quise... Kookie no fue esa mi intención — El pequeño parecía que iba a llorar mientras explicaba con desesperación.

Jeon cerró su ojos para no reírse, y se concentro en el pequeño tacto.

Las bonitas y pequeñas manitas de su novio que sostenía sus mejillas eran hermosas, tan hermosas y tiernas que su boca no penso dos veces en besar una a una cuanto tuvo oportunidad.

— Entonces déjame llevarnos a casa, prometo ir despacio y por un lugar que no es muy transitado — Hablo, siguiendo en la tarea de besar aquellas suaves manos.

Jimin no dijo nada, como si estuviera pensandolo, pero la realidad era que estaba disfrutaba de los besos delicados del pelinegro.

Y es que como su novio protector no quería que manejara con tanto cansancio en su sistema, pues Jeon ya llevaba más de veinticuatro horas despierto. Pero lo que no sabía era que los pocos minutos que había descansado lograron reforzar las energía de Jeon y se sentía muy bien ahora.

— No quiero que te sientas presionado, si te sientes cansado dime y pararemos.

— Prometo que así será — Con un beso largo marco la mano derecha de su novio.