Cuando Harry Potter recibe una carta de Gringotts en su decimoctavo cumpleaños, está más que confundido. Pero una vez allí, está mucho más que confundido. Se siente enojado, traicionado, decepcionado, pero sobre todo, siente la necesidad de vengarse...
De repente, hubo un destello brillante, y encima de las Reliquias estaba una criatura encapuchada.
···
Harry podía sentir que sus ojos se abrían cómicamente ante la criatura encapuchada. Parecía estar flotando a unos centímetros del suelo y no dejaba sombra. La Muerte era bastante alto, alrededor de 6'2, y como la mayoría lo imaginaba, llevaba una guadaña afilada. Pero, a diferencia de los dibujos, sus manos no parecían de hueso, sino que tenían dedos delgados y elegantes de piel blanca albina. Sus uñas también parecían estar perfectamente cuidadas. En lugar de la típica capa andrajosa, a menudo comparada con las de los dementores, vestía elegantes túnicas negras hechas de la mejor seda de acromántula, bordadas con hilo de oro y plata. La capucha también estaba levantada y él estaba boca abajo, por lo que no se le podía ver la cara.
"¿Muerte?" Llamó Harry. Muerte finalmente miró hacia arriba, bajándose la capucha, y Harry jadeó de asombro. La muerte era posiblemente lo más hermoso que Harry había visto en su vida. Guapo, sí, pero sobre todo hermosa. Su cabello blanco estaba desordenado y ocultaba levemente sus gélidos ojos azules y sus perfectas cejas. Pecas y un ligero rubor natural cubrían sus afiladas mejillas y su suave nariz. Sus suaves labios estaban ligeramente separados y lo único que interrumpía la suavidad rosada parecía ser un anillo en su labio inferior. También tenía una oreja perforada.
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(Aviso, La autora dejo esta foto al final del capítulo pero decidí colocarla aquí)
Por alguna razón, cuanto más lo miraba Harry, más cálido podía sentir sus mejillas crecer. Muerte sonrió cuando se dio cuenta de eso.
"¡Harry!" exclamó, su voz mucho más profunda de lo que esperaba el joven mago. "Finalmente has decidido llamarme."
"Lo siento Muerte, no sabía cómo" Muerte se encogió de hombros antes de acercarse y dejarse caer en una de las sillas junto a Harry. Ragnok decidió hablar en ese momento.
"Regresaré a mi oficina, cuando hayan terminado de presentarse, toquen el timbre" Con eso, la pequeña criatura saltó de su silla, llamó a Harry y salió de la habitación.
"¿Sabes cuánto tiempo he estado deseando conocerte?" Le preguntó la Muerte a Harry una vez que estuvieron solos.
"¿Desde que obtuve las Reliquias?" Harry adivinó. La muerte soltó una risa gutural.
"He estado esperando por eones, cariño." Muerte corregida.
"¿Eones?" Harry estaba demasiado confundido para que el nombre de la mascota lo procesara en su mente.
"Sí, eones."
"¿Por qué?"
"Ustedes los humanos parecen tener la idea de que al obtener mis Reliquias, se convierten en mi maestro. Eso es muy incorrecto. Se vuelven mi igual, mi socio. Se convierten en mi compañero." La muerte hizo una pausa para dejar que esas palabras se hundieran. Los ojos de Harry se abrieron.
