𝐏𝐈𝐍𝐊| Apolo Hidalgo

17. Joshua

Capítulo XVII

Venus. 

—Ustedes dos si que son cursis. 

Le doy un golpe a Dani en el brazo, quién estaba leyendo la nota que me dejó Apolo por encima de mi hombro, y ella se queja dramáticamente, Raquel ríe y ambas conversan con Carlos sobre el la nota del examen de la mañana. 

¡Pasamos! Aunque todo se lo debemos a Joshua. 

Guardo el pedazo de papel en uno de los bolsillos de mi mochila y al fin les presto atención. 

—Necesitamos celebrar, yo invito. —dice Carlos, Dani le da los cinco. 

—Por primera vez dices algo inteligente. 

—Yo no puedo. —todos me miran confundidos. —Iré con Apolo a su casa. 

—¡Vee! —Dani me agarra de los hombros y me mira directamente. —Estuviste en Apolandia todo el fin de semana, haciendo quién sabe qué, no puedes dejarnos solos ahora. 

—No seas dramática, no lo veo desde el lunes por estudiar con ustedes. 

—Está celosa porque ella no tiene nada estable con nadie. —comenta Carlos con una sonrisa burlona. 

Dani lo fulmina con la mirada. 

—Cállate, sanguijuela. Prefiero no tener nada serio con nadie a tener que salir con un niño. 

Frunzo el ceño. —No le digas así. 

—¡Oh, ya recuerdo! ¡Ese niño te hace gemir!

—¡Daniela!

Siento como la sangre sube por mis mejillas. Debo parecer un tomate ahora mismo. Ella empieza a reír hasta que se detiene mirando hacía el pasillo tras mío.

Por inercia yo volteo en mis tobillos. Joshua está frente a nosotros, luego de detenerse por unos minutos continua con su camino. 

—Oye, nerd. —Dani lo llama, él se voltea hacía nosotros. —Gracias. 

Joshua sonríe y sigue caminando. 

Ay, como odio ser tan sensible. 

—¡Espera! —grito empezando a mover mis pies hacía su dirección, me giro hacía los demás. —Lo acompañaré hasta el parqueadero, luego me voy con Apolo. No puedo dejarlo solo, lo siento. 

Los demás me miran con el ceño fruncido confundidos, intento ignorarlos y corro hacía Joshua. Incluso él me mira sin poder creer lo que estoy haciendo. 

Sé que Raquel es una de mis mejores amigas, pero ella tiene a Dani y a Carlos para hacerle compañía —incluso a Ares. —, en cambio Joshua está solo y aunque no seamos muy cercanos, mi corazón se estruja de tristeza al verlo así. 

Cuando lo logró alcanzar, le doy una de mis mejores sonrisas. 

—No tenías porque hacer eso. —dice apenado, empezando a caminar. 

—Eres mi amigo, no entiendo porque no puedo estar con mi amigo. 

—¿Ella está muy molesta, no?

—La acusaste con su mamá, Joshua. Le dijiste que ya no era virgen, Raquel te lo contó porque te tenía confianza y eras su mejor amigo, no para que la delataras. Es su cuerpo, ella puede hacer con el todo lo que ella quiera. 

—No me podía quedar con los brazos cruzados, Vee. 

—Hubieras hecho como yo, le pegue a Ares.