9. Hacer el amor

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Narración de Venus hecha por AlanaAozora gracias por ayudarme <33

Capítulo IX

Venus. 

Si regresara en el tiempo a unos segundos atrás —o tal vez minutos— y alguien le preguntara a la Venus de ese entonces si sería capaz de robarle un beso —y  vaya beso— a Apolo Hidalgo, diría que no.

Bueno, no mentiré, me lo pensaría un poco y luego de beberme un par de shots podría hacerlo.

En fin, ese no es el punto; el punto es que por fin descubrí quién es aquella persona quien me dejaba notas durante varios días, gracias a las cuales no podía hacer más que sonreír como estúpida por lo cursi y romántico del asunto, en especial porque es algo que siempre quise vivir luego de ver tantas películas de romance clichés.

Ahora, por lo general, en esas películas, la persona que envía las cartas es el mejor amigo de la protagonista quien siempre vivió enamorado de ella —lo cual habría sido imposible, pues Marco siempre ha estado babeando por Sammy—, así que lo eliminé rápidamente como posible candidato. Después, tuve una etapa medio paranoica donde todos parecían caber en la imagen mental que tenía de mi admirador secreto, pero luego volví a descartarlos porque no creía capaz a ninguno de ellos de hacer algo tan ridículamente tierno, así que me planteé la posibilidad de que fuera una muy mala broma de mal gusto, razón por la cual me sentí mal —como la mierda diría Dani—; y, finalmente, cuando las cartas dejaron de llegar, no pude evitar pensar que aquella persona se había cansado de mí y del desastre que me envuelve.

¿La sorpresa? La sorpresa me la llevé cuando el hermano de mi mejor amigo —o bueno, ex mejor amigo si no deja de ser un imbécil— empezó a recitar todo el contenido de las notas que tantas sonrisas me había sacado en los momentos que más compañía necesité, demostrándome lo tonta que fui por no haberme dado cuenta antes, por no ser capaz de relacionar aquella manera de expresarse con la romántica y caballerosa personalidad de Apolo.

Y sí, mientras pienso en todo ello, mis labios no hacen más que saborearlo por completo en un largo y apasionado beso a través del cual puedo transmitirle todo lo que siento. Apolo se queda estático unos cortos segundos antes de envolverme en un fuerte y eufórico abrazo para después devolverme el beso con la misma emoción.

Maldición, se siente tan bien el sentir su manos viajar por mi espalda y su olor inundando mis fosas nasales. Ahora todo es cálido, todo es especial y malditamente mágico.

De un momento a otro, la emoción lo hace escalar un peldaño más arriba y sus besos empiezan a mudarse poco a poco, viajando por mi mejilla y barbilla hasta llegar a mi cuello, donde me derrito por completo. De manera inevitable, suelto un jadeo que parece encenderlo cada vez más y sus manos tiemblan cuando se posan en el borde de la camiseta que traía puesta.

—No sabes cuánto soñé con este momento —confiesa una vez se separa levemente de mí y recuesta su frente contra la mía.

—¿Entonces soñabas con manosearme? —inquiero con una ceja enarcada, logrando ruborizarlo a niveles extremos. No puedo evitar soltar una carcajada por su reacción.

Lo noto balbucear de manera entrecortada y mi lovómetro se dispara. Es en ese momento cuando fijo mi mirada en su rostro y soy capaz de admirar sus preciosos ojos mirándome como si fuera la cosa más valiosa del mundo, pero me distrae su entrecortada respiración y el cómo aún me mantiene sujeta de manera firme, incitando a que mi cordura se vaya de paseo.

Maldición, el ser adolescente, ser correspondida y las hormonas, no ayudan para nada a que me controle.

—Parece que sí te correspondía—le susurro mientras me acerco más a su rostro con la intención de volverlo a besar, pero esta vez es Apolo quien toma la delantera e impacta sus suaves labios contra los míos, sorprendiéndome por la intensidad con que me transmite sus sentimientos.

𝐏𝐈𝐍𝐊| Apolo HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora