𝐏𝐈𝐍𝐊| Apolo Hidalgo

35. Reencuentros

Venus.

—¡Ya llegué! —grito, dejando la llave sobre la pequeña mesa al lado de la puerta, frunzo el ceño al no obtener ninguna respuesta. —¿Apolo? 

—No está. 

Me sobresalto al escuchar la voz de Gregory provenir desde la sala, me quito mi abrigo y lo enredo en mi brazo antes de caminar hasta él. Trae aún sus jeans de la universidad, pero se ha quitado la camisa, dejando a plena vista su abdomen desnudo, está sentado en el piso con las piernas entrelazadas y cuadernos a su alrededor; me sonríe con un lápiz entre sus dientes. 

—Hola, algodón de azúcar. 

—¿Exposiciones? —me quito los zapatos antes de sentarme a su lado y coger algunos de sus apuntes. —Uff, no, no es lo mío. 

—Claro, pelear elegantemente es lo tuyo ¿verdad?

—Ya te he dicho que derecho no sólo se trata de eso —le recrimino, dándole un leve golpe en la nuca de broma y tirándome sobre la alfombra. —¿Dónde está Apolo? Creí que su última clase terminaba hace unas horas. 

—Nora's. 

Siento una corriente traspasar mi columna vertebral y mi corazón empieza a latir con más prisa al recordar todas las veces que vi a Vance detrás del mostrador, también se me viene a la cabeza el rostro del chico que está enamorado de él. ¿Seguirá creyéndole? 

—Ah —logro decir, al ver su ceño fruncido ante mi silencio —, últimamente va mucho allí. 

—Ajá —resalta algunas cosas de sus papeles —, cuando se lo pregunté me dijo que solo era para estudiar. 

—Puede estudiar aquí. 

Gregory deja de mirar las hojas, sus ojos se conectan con los míos y sonríe con efusividad. 

—Creo que es porque aquí hay... distracciones —dice con la voz media ronca, tocando con su dedo índice el chupetón que tengo entre el escote; rápidamente junto las dos partes de mi camiseta y me alejo unos centímetros de él. —No hay otra razón por la que esté yendo. 

Estoy a punto de decirle lo de Vance, y que, tal vez, esté vigilándolo; pero en ese momento se oye la puerta abriéndose, fijo mi mirada allí y no puedo evitar sonreír al ver a Apolo entrar con dos tazas de café en sus manos. 

Cuando se da cuenta de que lo estamos mirando, levanta los descartables en nuestra dirección. 

—Les traje algo de tomar —nos informa, cerrando la puerta con su pie y dejando las tazas en la pequeña mesa de vidrio que está en el centro de la sala; se quita los zapatos antes de sentarse a mi lado y abrazarme por la cintura, reposando su rostro sobre mi pecho—. Estoy muerto. 

—Deberíamos sólo dormir hoy —le propongo, agarrando una de las tazas. 

Apolo alza su cabeza y frunce el ceño. 

—¿Sólo dormir? 

—Dijiste que estabas "muerto" —repito sus palabras. 

—Estoy muerto para los profesores, no para ti —siento la sangre subir por mis mejillas y aparto mis ojos de los suyos para intentar recobrar la compostura. —De hecho... hay una fiesta hoy. 

Gregory me mira. 

Yo miro a Gregory. 

Ambos miramos a Apolo. 

—¿Te han invitado a una fiesta? —pregunta Gregory, sacándose el lápiz de la boca. —No, corrección, ¿Has conocido personas que te inviten a una fiesta? 

Apolo rebusca en su bolsillo y de ahí saca un papel, me lo entrega y no tardo en recordar de qué fiesta se trata. También me invitaron, pero creí que era mejor quedarme a ver películas con los chicos. 

—Dice que es una fiesta de la facultad —nos empieza a contar, le paso el papelito a Gregory—, la última fiesta a la que asistí no terminó tan mal. 

La calentura en mis mejillas sube a otro nivel: super tómate, la combinación de alcohol y hormonas no es mi especialidad. 

—Iré a cambiarme, entonces —avisa Gregory, poniéndose de pie. Empieza a guardar todos sus papeles en uno de sus cuadernos antes de caminar a su habitación; Apolo me aferra a él, provocando que mis piernas acaben sobre las suyas. —Esperen a que me vaya al menos para que hagan sus cosas indecentes. 

Gregory desaparece por el pasillo y, cuando oímos la puerta de su habitación cerrarse, Apolo hunde su cabeza en mi cuello para empezar a dejar besos suaves allí. 

—Creo que también deberíamos ir a cambiarnos —le digo a Apolo, intentando ponerme de pie, pero él se aferra a mí con sus brazos en mi cintura. —Dijiste que estabas cansado, ¿ya comiste?

—No —musita en voz baja, mis nervios se activan al sentir como me levanta levemente para que mis piernas caigan al rededor de su cadera—, pero creo que ya sé qué quiero comer. 

—¿Ah, sí? —jadeo, pasando mis brazos por su cuello y echando mi cabeza para atrás, dándole pase libre a que sus besos bajen por mi escote. 

Mi pecho sube y baja por la respiración agitada que los besos de Apolo me provocan, sus manos se aferran a mi cintura y me empuja levemente contra él; nuestros cuerpos encajan y no logro reprimir el gemido que sale de mis labios al sentir su miembro erecto. 

Apolo se detiene por unos instantes, alza su cabeza y me mira a los ojos. Su cabello está despeinado, sus ojos desprenden un brillo seductor, como si quisiera devorarme; trago saliva y siento mis piernas convertirse en gelatina. 

—¿Cómo haces para prenderme de esta manera? —cuestiona con el tono de voz jodidamente ronco. —Parezco un adolescente, ni siquiera te he tocado completamente. 

—Tu cuerpo percibe el mío, eso es todo. Ahora cállate y bésame —le exijo, agarrando sus mejillas para estampar mis labios contra los suyos. 

Él obedece, empieza succionando mi labio inferior, pero, mientras voy moviendo mis caderas hacia él, muerde levemente; causando que jadeé, aprovechando esto para introducir su lengua en mi boca para empezar una guerra con la mía. 

Todo estará bien, me repito en mi mente, relajando mis hombros, todo irá bien. 

#

Apolo. 

—Mierda —dice Venus apenas entramos a la fiesta, con los ojos clavados en los dos chicos que se acarician, a penas los veo, también los reconozco. 

Doble mierda. 

¡CAPÍTULOS DIARIOOOS! Intentaré volver a hacer las actualizaciones diarias por un tiempo, ¿Qué les pareció los últimos dos capítulos? 

¿Quieren que termine los capítulos especiales o los hago intercaladamente? 

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¡Besos de fresa! ¡Muak! 

Lxs ama, Mac <33