18. Guerra sin avisar

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Capítulo XVIII

Venus. 

—¡Apaga! ¡Apaga!

Suelto una carcajada al ver como Apolo se cubre con la manta hasta la cabeza, agarro el control del televisor y presiono el botón rojo. Los zombies desaparecen. 

Acaricio su cabello con mi mano y él se deja caer sobre mí, abrazándome por la cintura. 

—¿Soy un miedoso, verdad?

—Sí, pero es tierno. 

Apolo frunce el ceño indignado, pero después se relaja para darme un beso en la boca; acariciando mi cintura por debajo de mi camiseta. 

Ha estado muy caliente desde que me besó frente a Joshua. 

Pero —sinceramente. —no me molesta en lo absoluto. 

Sus besos van bajando por mi cuello. 

—Apolo... —susurro mordiendo mi labio, intentando no soltar un gemido. Mi espalda se arquea. 

—¿Si?

—No podemos hacerlo aquí. 

Deja de besarme y levanta la cabeza para mirarme a los ojos, su cabello está desordenado y su camisa abierta lo hacen ver demasiado sexy. 

—¿Por qué no?

—Porque estamos en el cuarto de juegos. 

Él bufa, se sienta correctamente de nuevo y empieza a ponerse sus zapatos. No puedo evitar soltar una risa al ver como se apura e incluso me coloca mis zapatos. 

Me tiende su mano para ponerme de pie, pero yo solo me quedo mirándolo haciéndome la loca. 

—¿Qué?

—Vamos. 

—¿A donde?

Sus mejillas se tornan coloradas al instante. Es tan tierno. 

—Ya sabes a donde. 

—No, no lo sé. 

Abre la boca y la cierra cada cinco segundos. Sus ojos se mueven por toda la habitación. Parece dudar por un instante pero lo dice. 

—A mi habitación. 

Me pongo de pie y estamos a punto de salir; cuando la puerta se vuelve a abrir. Carlos, Dani, Raquel y Ares entran. 

Dani me sonríe a penas me ve. 

—¡Ja! ¡Te arruine tu estadía en Apolandia

—Mierda. —murmura Apolo sentándose nuevamente en el sofá. —Hoy no haremos el amor ¿cierto?

Niego con la cabeza y camino hacía los demás para saludarlos, aunque Ares y Raquel están en su mundo sexual así que solo saludo a Dani y a Carlos. 

—¿Puedes encender la consola, enano? —le pregunta Carlos a Apolo, pero él niega señalando sus pantalones; qué están cubiertos por una almohada en su regazo. Siento la sangre subir por mis mejillas. —Oh, interrumpimos algo. 

—Ese era el punto. —dice Dani pasando su brazo por mis hombros. 

Raquel se acerca a nosotros, con Ares tras suyo. 

—Uh, ¿Estás bien, princesa? Estás toda roja. 

—¿Princesa?

Oh, esto se va a poner interesante. Me siento al lado de Apolo, pero al instante Dani me jala del brazo y me sienta con ella. 

𝐏𝐈𝐍𝐊| Apolo HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora