25. Kelly

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Capítulo XXV

Venus. 

Cuatro y veinte de la mañana, esa es la hora que marca mi celular cuando escucho el toque de la puerta de la habitación de Apolo. 

Mi corazón empieza latir como loco al darse cuenta de que él sigue durmiendo plácidamente sobre mi pecho, sus manos están aferradas a mi cintura; como si tuviera miedo de que me fuera. 

No. Cálmate Venus. Recuerda el pasado. 

Otra vez tocan la puerta, lo aparto con cuidado de despertarlo. No veo mi vestido a simple vista ni mi ropa interior, así que solo me pongo su camisa. Su olor me invade. 

Camino descalza hasta la puerta, dejo de respirar cuando veo a la chica de Gregory ahí; mirándome sorprendida. 

¿Por qué ella está aquí? 

—¿Se te ofrece algo? —pregunto, mi voz suena dura, ella titubea por un instante. 

—Ahm, lo siento, estaba buscando a Apolo, me debo haber equivocado de cuarto. 

Una sonrisa nace de mis labios. —Está durmiendo, tener sexo lo agota. —me mira con cara de pocos amigos. —En especial si es conmigo. 

—¿Él y tu..?

—Sí, me sorprende que no hayas escuchado mis gemidos, es que él hace maravillas con los dedos. —sus ojos se enrojecen. —Claro, pero tu no lo sabes. 

No responde. 

—¿No deberías estar con Gregory?

—Si, yo solo venía a buscar algo. 

—Tu dignidad se quedó en la sala en donde le bailaste, cariño. 

No dice nada más, solo se da la vuelta y se va. Cierro la puerta con cuidado de hacer ruido. 

¿Por qué hice eso?

Él debería poder bailar con quién él quiera. Ni siquiera siendo su novia pude evitar eso. 

Siento mi corazón achucharse. Aún duele. 

Tengo que irme antes que se levante, si tengo suerte Vance me debe estar esperando afuera, no tengo ganas de irme sola y no traje abrigo. 

Agarro mi vestido y mi ropa interior, me visto y después doblo la camisa de Apolo para dejarla en la esquina de la cama. 

Apolo sigue dormido. 

¿Debería..? Nadie está viendo. 

Con cuidado acerco mi rostro al de él, junto nuestros labios por unos minutos y después salgo de la habitación rápidamente con mis zapatos en las manos. 

Vance no está, ¿Por qué no lo supuse? Se debió haber ido con alguna chica cuando lo deje con las ganas. 

Que lindo novio tengo. 

—Te ves terrible. 

Le doy una sonrisa sarcástica a Gregory, quién está bebiendo de la lata en su mano. Una corriente de aire pasa por mi espalda, tiemblo al instante. 

—Ven. —me estira su mano, yo la tomo y él me lleva hasta su habitación. Abre su armario y de ahí saca una sudadera. —Me la puedes devolver después. 

—Gracias. —rápidamente me la coloco, huele a él. —¿Y Kelly?

—Ya se fue, no se sentía bien. 

Su rostro sorprendido reaparece en mi mente, suelto una pequeña risa. 

—¿De qué te ríes?

—Nada de importancia. —sus ojos siguen fijos en mí. —¿Qué?

—Eres hermosa, algodón de azúcar. 

La calentura sube a mis mejillas. Demonios, no, por favor no. 

—Ya tengo que irme, Greg. 

—¿Quieres que te acompañe a tu departamento?

—No, tomaré un taxi, pero si podrías... —saca su billetera y me da un billete. —Te lo pagaré, lo prometo. 

—Dijiste lo mismo cuando vomitaste en mis zapatos nuevos. 

—¡Estaba ebria!

Ambos reímos por un instante, después camino hacía afuera. Cuando ya estoy en la calle suelto una bocanada de aire. 

Menuda noche. 


Apolo.

No está. 

Me acabo de levantar y Venus no está. ¿Habré hecho algo mal?

Las dudas me invaden mientras me cambio después de tomar una ducha. Alisto mi mochila y camino hasta la cocina. 

Gregory está preparando el desayuno, trae unas ojeras terribles. Mi atención se centra en las personas durmiendo en nuestro sofá y el piso. 

—¡Buenos días, bello durmiente! —me saluda dándome un vaso con jugo de naranja. —El cítrico es bueno para la resaca. 

Me lo tomo deinmediato, tengo un mal sabor de boca. No debí lavarme los dientes antes. 

—¿Noche movida?

—¿Qué?

Él señala mi cuello, saco mi celular de mi bolsillo y activo la cámara frontal para mirarme esa parte. 

Mierda. 

Cuatro o cinco chupetones marcados están esparcidos en forma lineal, miro por debajo de mi camiseta; también tengo en mi abdomen. 

¿Cómo no me di cuenta? Cierto, estaba ocupado pensando si no la había satisfecho lo suficiente. 

—Tu chica enserio debe querer marcar propiedad. 

Ni siquiera es mi chica, pero no se lo digo. 

No sé como reaccionará si le digo que hice al amor con Venus, tampoco puedo preguntarle que pasa entre ellos por los desconocidos en la sala de estar. 

Voy nuevamente a mi cuarto a por una chalina, me la acomodo viéndome al espejo. Paso una mano por mi cabello desordenándolo. 

A ella le gustaba hacerme trencitas luego de hacer el amor. 

Tengo la sensación de sentirme usado. 

Una idea pasa por mi cabeza, corro hacía la cocina en donde Gregory está friendo huevos. 

—¿Sabes donde estará Venus está tarde?

Él duda por un instante, pero después sonríe. 

—Trabaja de medio tiempo en Starbucks. 

Hora de resolver las cosas. 

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—Lxs ama, Mac <33

𝐏𝐈𝐍𝐊| Apolo HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora