30. Mudanza

4.5K 519 526
                                    

Capítulo XXX. 

Apolo.

—Cambie de opinión, mejor me quedo con Charlotte. 

Venus está a punto de darse la vuelta con las cajas en sus manos, pero la detengo abrazándola por los hombros; sus ojos siguen fijos en la puerta del edificio de departamento que comparto con Gregory. 

—Dijiste que me dejarías ayudarte, Vee. 

—Pero es que esto es demasiado. 

—¡Será divertido! —exclamo emocionado, mi corazón sigue latiendo a mil. 

La expresión en su rostro no cambia, dejo en una esquina la mochila de ruedas que tenía en la mano y cuando vuelvo a ella, agarro su mentón para que me mire. 

—Todo estará bien ¿okey? —asiente y le doy un beso en los labios, luego agarro su mano. —Venga, Gregory también está emocionado; dijo que cocinaría hoy tu comida favorita. 

—¿Gregory sabe cocinar?

—Algo así. 

Ella suelta una carcajada, la noto soltarse un poco más; después decidida se aferra las cajas y empieza a caminar hacía el interior del edificio. 

Contento me ocupo de las demás cosas y la alcanzo en el ascensor, aprieto el botón correspondiente. 

—¿Por qué estás tan contento? 

La miro por unos instantes. 

Tiene razón, estoy increíblemente contento. He estado sonriendo por tanto tiempo que mis mejillas ya duelen. 

Para mí este es un paso grandísimo y especial, no solo compartiremos departamento sino también habitación. Jamás había compartido cuarto con alguien, siempre lo consideré algo muy íntimo pero hacerlo con ella me emociona de maneras inexpresables. 

—Vee, ¿Qué hacían los de Grey's Anatomy en los ascensores? 

Sus mejillas se sonrojan fuertemente, es su serie favorita y como buen pretendiente que soy me vi todas las temporadas. 

Aunque al principio sentía que me iba a desmayar por tanta sangre. 

—No lo sé, ir al piso de arriba, supongo. 

Rápidamente dejo las cosas que traíamos encima a un lado, ante su atenta mirada. Sin pensarlo dos veces la agarro de la cintura y la apego hacía mí, nuestros labios rozándose provocativamente. 

Puedo sentir su rodilla chocar contra mi entrepierna y una sonrisa traviesa en sus labios. 

Acerco mi boca en un intento de besarla, pero ella se aleja manteniendo la distancia de milímetros entre nosotros divertida. 

Me siento en una combinación de frustración y excitación. 

Una extraña electricidad recorre todo mi cuerpo cuando su mano toca directamente mi pantalón, no lo soporto más. 

Finalmente la agarro por la nuca y junto nuestros labios en un desenfrenado beso, nuestras lenguas empiezan a jugar entre ellas y mis manos exploran más allá de su camisa. 

Acaricio su cintura desnuda y sus costillas, deteniéndome en el filo de su sujetador. Su mano sigue acariciando mi miembro por encima del pantalón. 

El sonido del ascensor nos interrumpe, rápidamente nos separamos y una pareja de ancianos se encuentra frente a nosotros. 

Ellos entran y yo agarro las maletas nuevamente para hacerles espacio, Venus tiene las mejillas sonrosadas pero aún así la sonrisa se mantiene en su rostro. 

𝐏𝐈𝐍𝐊| Apolo HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora