19. El error

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Capítulo XVIV - últimos capítulos

Ares. 

No me gusta mentirle a la gente que quiero, también sé que a Venus tampoco le gusta que le mientan. Pero no tenemos de otra. 

Apolo sigue llorando frente a mí, su mirada es de arrepentimiento y está repitiendo la misma frase cada minuto. 

Ella me odiará. 

¿Qué se supone que debo decirle? Él es mi hermano y siempre estará frente a los demás; pero es Venus de quién hablamos. 

Siempre pensé que el día en el que Apolo le sería infiel a una chica, yo lo celebraría. ¿Lo malo de esto? Jamás pensé que esa chica sería una de mis mejores amigas. 

—No se lo digas. 

Él se talla los ojos. —Soy un idiota, no debí-

—Pero lo hiciste, besaste a Claudia, Apolo. 

—¡Me detuve! ¡Y no sabes cuanto me arrepiento! —su voz suena débil. —Y-yo no. 

No logra terminar su frase, nuevamente se pone a llorar. Suelto un suspiro y paso mi mano por mi cabello estresado. 

Toda la alegría por conseguir una cita con Raquel se esfumó cuando él me contó lo que pasó en el cuarto de lavandería y la pelea con Artemis. 

Por inercia miro de reojo el golpe que tiene en el rostro. No podemos ocultarle eso, Venus no es tonta. 

—Debes terminar con ella. 

Apolo levanta su rostro rápidamente. —¿Qu-qué?

—Termina con Venus, es la única solución razonable. Dijiste que vendrá hoy ¿no? Si le rompes el corazón, al menos ahórrale el sufrimiento de la traición. Ella no se merece eso. 

—Yo la amo, Ares. 

—Hubieras pensado eso antes de dejar que tus hormonas tomen el control de tu cerebro. 

Es una de las primeras veces que soy duro con Apolo, pero esto es complicado, mi mente está dividida en dos. Él es mi hermano, ella es mi mejor amiga. Y sé que no hay punto de comparación, pero el que cometió el error fue él. 

Me estoy aguantando las ganas de golpearlo ahora mismo. 

La imagen de Venus llorando aparece en mi mente, necesito llamar a Marco. Tal vez no contarle todo, pero solo decirle que esté pendiente de ella. Yo no voy a poder ayudarla, debo estar con Apolo. 

Me pongo de pie, todo esto es demasiado. Mi hermano sigue llorando y balbuceando cosas a las cuales no encuentro sentido. 

Agarro mi teléfono. 

1... 2... 3

—¿Aló?

—Marco, ¿Estás con Venus?

—Se fue hace unos minutos a tu casa, ¿Por qué?

—Debes venir, rápido. 

—¿Qué pasó?

—No preguntes, solo ven. 

No le dejo contestar, solo corto la llamada. Ella está en camino. Miro a Apolo. 

—¿Crees que puedas terminarle o lo hago yo?

Él jadea, intentando recuperar aire. —No quiero, Ares. 

𝐏𝐈𝐍𝐊| Apolo HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora