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-Llegamos-

-Estamos cerca de la casa de mi abuela-

-De verdad?-

-Sí, la casa de mi abuela es la de la esquina-

-Está súper cerca-

Bajamos del auto estacionado delante de la casa de la señora Trwyllony, Zemyra tiene puesta la capucha de su capa se mira nerviosa y algo inquieta

-Quieres que te espere en el coche?-

-Por qué?-

-Por si quieres privacidad-

Suspiró ya delante de la puerta...

-Te puedes quedar conmigo?-

-Claro-

Le sonreí mientras sostenía su helada mano, me devolvió el gesto y tocó el timbre, después de apenas unos segundos la puerta se abrió para dejarnos ver a una ancianita alta, delgada de cabello atado en un moño de color blanco con porte elegante y fiero que sus ojos verdes trasnmiten, expresó una leve sonrisa al ver a mi acompañante

-La cuarta Musa me visita, a qué debo el honor?-

-Pasó mucho tiempo profesora-

-Pasen-

Nos regaló una leve sonrisa, la casa es idéntica a la de mi abuela, rústica con un carácter antiguo y acogedor, nos sentamos en un juego de sofás con una mesa de té caliente en el centro 

-Me esperaba, profesora?-

-Supuse que no tardarías en venir y siempre ha sido este tu horario-

-Es un horario tranquilo-

-Me sorprende-

-El qué?-

-Es la primera vez que traes a alguien-

Me miró a mí mientras tomaba un poco de su té

-Ella es mi niñera mientras estoy fuera, Gatita Minerva, profesora Gatita-

-Mi nombre es Susan señora-

-Un placer-

Asentí sonriendo, me hace recordar mucho a mi abuela...

-Bien, ahora dime mi pequeña Musa qué te perturba?-

-Ha leído mi nota?-

-Regálame unas páginas de esas tan intensas que suelen ser problemáticas-

-Siempre le he dicho que a capítulos largos dolores de cabeza-

-Los capítulos largos son los que más palabras albergan-

-No hace falta una cascada de agua para llenar un vaso-

-Pero si necesitas un vaso para calmar tu sed-

La diablesa suspiró mostrando una sonrisa

-Siempre me desarma con sus palabras-

-Y tu siempre tienes las mismas preguntas-

Ambas se sonrieron...

-A quién busco profesora?-

-La pregunta es, a quién encontraste pequeña Musa-

-Encontrar?-

-Siempre lo que menos queremos ver es aquello que más necesitamos-

-Y si no puedo verlo?-

-Lo harás, siempre tuviste una vista muy prodigiosa-

-Pero no es lo mismo, mirar que ver-

-Hace falta más que una mirada para realmente ver-

-Entonces mirar no sirve?-

-Se camina antes de empezar a correr-

-Y se gatéa antes de comenzar a caminar-

-Exactamente-

La diablesa suspiró dándole un sorbo q su té en un intento de procesar la información que traducía en su mente tras una charla basada en juegos de palabras

-Debo confesar que algo me sorprende-

-Qué cosa profesora?-

-Nunca leíste sobre la Bella y la Bestia-

La diablesa escupió un poco de su té al toser, yo le golpeé un poco en la espalda con la intención de lograr que sus pulmones recuperaran aire, secó el rastro de té que había quedado en gran parte inferior de su rostro y miró desconcertada a su profesora quién sonreía mientras negaba con la cabeza

-No-

-Sí-

-Profesora usted no está comprendiendo el cuento-

-Yo sí que lo comprendo, hasta incluso comprendo tu miedo-

-La bella y la bestia es un cuento de amor-

-Esa es la gracia-

-Qué cosa?-

-No debe ser de amor ni tampoco debe ser un cuento-

-Pero si no es un cuento, cómo lo conservarémos?-

-Viviendo una vida que valga verdaderamente la pena recordar, te puedes volver inmortal-

-Pero no quiero ser inmortal-

-La leyenda de la Luciérnaga encerrada en el frasco enamorada de la estrella que veía cada noche siempre existió y siempre lo hará-

La diablesa se sonrojó mirando al suelo un momento

-En ese cuento la Luciérnaga muere de día sin poder ver por última vez a su estrella-

-Pero la estrella siempre la recordó-

-Cómo lo sabe?-

-No lo sé-

-Entonces?-

-Qué es lo que saben hacer las estrellas?-

-Brillar-

-Exacto-

-Pero la estrella no brilla-

-Porque ésta vez, la estrella está en el frasco no la Luciérnaga-

La historia del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora