~19~

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-Pero me quiero levantar-

-No te vas a levantar, llevas apenas horas fuera del quirófano-

Son cerca de las ocho de la mañana, la diablesa muestra signos de recuperación muy acelerados para gran sorpresa de muchos

-No seas mala conmigo-

-No soy mala contigo, estoy preocupada por ti-

-Pero ya te dije que estoy bien-

-Aún así pudiste haber muerto sin que yo pudiera haber hecho nada para salvarte-

-Ya te lo dije, peor aún pudiste haber muerto tú-

-Por qué desestimas tanto tu vida?-

-Porque no vale nada-

Me quedé en silencio mirándola, creo que mis oídos me han engañado al escuchar lo que dijo pero creo que lo que más alarmó es la manera tan segura y neutral en la que lo dijo

-Eso no es verdad-

-No sabes nada, gatita-

-Entonces explícame-

Un largo suspiro salió de su boca, dejó caer su cuerpo sobre el respaldo de la camilla como si estuviese cansada de preguntas

-Sé que quieres saber qué fue lo que pasó y por qué pasó, pero te puedo asegurar que no cambiará nada el hecho que lo sepas, simplemente todo sería más fácil si yo no hubiese nacido-

-Por qué?-

-Quizás mis padres serían diferentes, mis tíos no tendrían que haber pasado por tantos líos, mis hermanas no habrían tenido que vivir un infierno y lo que pasó quizás jamás habría pasado, además que tú nunca me hubieses conocido por lo que ahora no tendrías problemas con tu prometido-

-Zemyra...-

Me interrumpió al mirar el pasillo...

-Mi tío ya vendrá y tú debes ir a descansar-

-No me iré hasta que él llegue-

-Debe estar abajo, el hospital abrió para visitas-

-Aún así, me iré cuando él esté en la habitación-

-Me regalas un beso antes de irte?-

Me sorprendió su tan repentina petición...

-Aún no me voy-

-Prefiero que sea ahora antes de que lleguen, quiero conservar mi reputación de activa-

No pude evitar reírme, lo que hizo que la diablesa quedara sonrojada, no puedo creer que lo que más le preocupa es que su familia vea el bello sonrojo que causo en ella, es obvio que su carácter es sólo la simple máscara que utiliza para protegerse del medio sin embargo ella, es toda una sumisa...

-Te da miedo que sepan que te pongo nerviosa-

Está aún más roja...

-No...seas tonta, no me pones... nerviosa-

-No, en realidad te pongo caliente-

-Susan-

Me reclamó muy roja y avergonzada, no puedo dejar de reír por su nerviosismo, me senté en la camilla pasando mi brazo por encima del cuerpo de la diablesa la cual estaba senatada en la camilla con su espalda apoyads en el respaldo, la arrinconé en su posición y me acerqué a su rostro

La historia del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora