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Otra vez despierto sola y algo mareada en la fría habitación, me pude sentar sin problemas y sin mucho dolor al ver que todas mis heridas fueron tratadas, entré al inmenso baño para tomar una hermosa ducha rápida que ayudó a relajarme de un todo los músculos, la ropa que tenía sobre una silla era la mía así que me vestí y salí de la habitación con la esperanza de que Daniella no se enfade que ya bastante la he provocado anoche

-Hola-

Nadie contesta a mi saludo, esto parece una casa fantasma por donde se la mire, todo el lugar es enorme y elegante, se nota a la legua que Daniella eligió cuidadosamente el sitio para rapatarme, nada vale la pena excepto el enorme jardín lleno de pequeños lagos decorados con estatuas del arte romano, intuyo estamos en una especie de isla, unos árboles que juntan sus copas brindan sombra a una mesa con sillas donde la pelirroja está apoyada sobre sus manos mirando fijamente un tablero de ajedrez

Tiene pinta de no haber pasado una linda noche...

-Practicas la telequinésis?-

Se asustó por mi voz a su espalda lo que la obligó a ponerse en pie de inmediato, cuando sus ojos me miraron no reaccionó sólo que quedó ahí muy sorprendida mirándome sin saber qué decir

-Tranquila soy yo, lo siento no quise asustarte-

Sus ojos azules me recorrieron completamente, frenando con pesar en todas las heridas abiertas que mostraba, me abrió los brazos mirando el suelo avergonzada y temerosa de mi reacción, bueno, después de todo jamás me importó la opinión de los demás además yo no soy quién para ponerme a juzgar

-Tranquila, estoy bien-

Le rodeé la cintura con mis brazos y escondí mi cara en su cuello, ella me abrazó con fuerza, temblando mientras respiraba con dificultad 

-No llores, ya pasó-

-Pero te lastimé-

-Te detuviste cuando te lo pedí, eso es lo que me importa-

-Pero...-

-Pero nada o sea, yo sé muy bien lo que es esa fracción de segundo de locura plena que te da la rabia, olvidas que asesiné de las peores formas a más de quince niños porque molestaban a mi amiga?-

Me separé de ella limpiándo las lágrimas que empapan sus mejillas, sus ojos quedaron algo rojos por las lágrimas y además, ahora que la puedo ver de cerca deduzco que es más ojeras que ser humano en este momento

-Ya, deja de llorar odio ver que lloren delante de mí, me da ansiedad-

-Todo te da ansiedad-

La remedé haciéndola reír, mis ojos viajaron por la vegetación boscosa llena de lagos pequeños o algunas lagunas estancadas, es sin dudas precioso

-Dónde estamos?-

-En una de mis propiedades-

-Por lo que veo aún amas la dama del lago-

Me senté en la silla que ella ocupaba antes delante del tablero de mármol, se sentó delante mío con la expresión desencajada mirando todo a su alrededor 

-Cómo?-

-Oh vamos, este lugar describe perfectamente las lagunas que estaban en los alrededores del inmenso lago del bosque de Camellot donde la dama resguardada la espada del Rey Pendragon-

-Algunas cosas nunca cambian supongo-

-Me encanta, es súper bonito-

Lo verde de la vegetación, el sonido de las olas de lejos, la vista de las lagunas junto a las estatuas de mármol blanco manchadas algunas con musgo por los años

La historia del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora