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La noche está templada, las olas hacen un ambiente muy pacífico en contraste con su ostentoso sonido, estoy sentada en el grueso muro del balcón mientras veo a las miles de estrellas danzar sobre el manto negro al que llamamos cielo, he leído en muchos libros que no se le debe halagar a la luna pues ella no se sabe tomar cumplidos pero me voy a arriesgar a pensar que se ve muy hermosa, tan brillante e impotente

-Qué haces aquí?-

-El cielo está precioso y sabes de sobra que me cuesta mucho dormir-

Daniella salió envuelta en una bata azul, recostó su cuerpo sobre el muro y se permitió perder en la vista de las miles de estrellas que bailan sobre nuestra cabeza 

-Desde aquí se ve perfectamente tu estrella-

Ella tenía toda la razón del mundo, en la parte baja de la constelación de Orión se puede apreciar perfectamente el brillo de mi estrella entre las demás

-Me sorprende que la recuerdes-

-Todas las noches, estuviera donde estuviera, buscaba tu estrella y pasaba horas mirándola, preguntándome cómo te verías, si seguirías igual de apasionada a la lectura, si pensabas en mi o si me recordabas siquiera-

-Siento que quieres preguntarme algo, hazlo sin miedo, no muerdo en esta clase de situaciones-

Ella se río, se acomodó la bata para poder tomar asiento en el muro delante de mí

-Cómo lo sabes?-

-Te haz acariciado el cabello tres veces desde la raíz hasta las puntas y luego te has rascado el lado derecho del cuello, sólo haces eso cuando estás nerviosa o indecisa-

-Que peligro que me conozcas tanto pero si tienes razón, sólo que no quiero preguntarlo porque no quiero hacerte sentir mal-

Sólo el sonido de las olas nos acompañó por unos largos segundos, levanté mi vista las estrellas dejando salir en un suspiro toda la resignación que tenía en mis adentros 

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Mi afirmación hizo que Daniella me mirara sorprendida por mi repentina capacidad de leer mentes 

-Sí amo a Susan aunque no lo parezca, pero es más que obvio que no la merezco es decir, jamás podré darle la vida que ella se merece porque de una forma u otra voy a volver tras las rejas, no podre darle una boda, ni una luna de miel, ni hijos, no puedo darle nada de lo que merece-

La pelirroja está en silencio midiendo el alcance de mis palabras en la inmensidad del brillo de las estrellas 

-Te entiendo mejor que nadie Dani, amar a Susan con la locura con la que lo hago, me hace odiarme como en mi vida odié a alguien, la mantengo atada a mi única promesa de amor y eso me parece muy injusto al saber que podría tener mucho más que verdaderamente valga la pena, el amor no es algo que fuera hecho para mi-

-Por qué no?-

-Todos a quienes amo, deben vivir vidas limitadas preocupados a cada segundo por los pasos que dará el juez sobre mi cuello, siendo juzgados por los crímenes que cometí, todos los que amo salen lastimados y ya estoy harta de eso, es por eso que...-

-Qué?-

Me miró curiosa mientras ladeaba un poco su cabeza y se acomodaba el cabello

-No quiero que intentes, digas o siquiera pienses en dar tu vida por mí, aunque tú no pienses lo mismo que yo puedo jurarte que no valgo tu vida Dani, tú también mereces algo más que una niña con el alma rota-

La historia del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora