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-No saldrá bien-

-No seas pesimista-

-Soy realista Gatita-

Ambas miramos por el vidrio a Mark y Lucian quienes ya llevan tres intentos de negociación en el día con un recuperado Luke Hormes, la diablesa es la asesina perfecta porque si bien disparó dos veces al hombre logró darle con la presicion exacta sólo para desmayarlo, sin causar daños internos de gravedad

-Tú novio es un idiota, creo que su único logro que vale la pena eres tú-

-Es un buen detective-

-De tan bueno que es, lleva lidiando con el idiota de Hormes casi una semana-

-Atrapó a muchos criminales-

-Pero no sabe lidiar con psicópatas y tú lo sabes mejor que nadie-

-Todos tenemos nuestras debilidades-

-Yo no gatita-

Su cínica sonrisa me da algo de miedo, miró al General con ojitos brillosos pidiendo permiso a ejecutar cualquier acción, el hombre asintió suspirando, la diablesa desapareció del lugar después de regalarme un guiño, unos cinco minutos después Mark y Lucian salieron del cuarto

-Es más terco que una mula-

-No podemos llegar a él, nada lo contenta nisiquiera la promesa de buen trato en la prisión-

-Que idiotas son-

La chica volvió con su camisa negra remangada hasta los codos, se ven un par de sus cicatrices junto a su enorme tatuaje, lleva en su mano una pequeña bolsa negra que seguramente sacó de la morgue

-No llegarán a él con esa clase de estúpidas promesas, las cuales obviamente no cumplirán-

-Crees que puedes sacarle información tú, maldita loca?-

-Mira, cierra la boca y aprende, sangre sucia inmunda-

Con una coqueta sonrisa ingresó en el cuarto con andares de reina y tomó asiento delante de Hormes

-Qué demonios?-

-Qué tal Hormes?-

-Había escuchado rumores del pabellón de los seriales pero no creí que fueran verdad-

-Qué te puedo decir? Tú mismo ya viste lo estúpidos que son estos detectives-

-Qué pudieron ofrecer a la diablesa para que les ayudara?-

-Digamos que me dieron una gatita bastante juguetona-

-No puedo creerlo-

-Hey, mis gustos son bastante refinados y no me quejo del pago por mi trabajo pero ya hemos hablado mucho de mi, dime quién te sacó?-

-No puedo ponerle tan fácil el juego, diablesa-

-Sería una lástima que lo hicieras-

-Diablesa, ambos nos hemos disparado, creo que estamos a mano-

-Tu me disparaste con intención de matarme yo por otro lado sólo quise dejarte inconsciente-

El tal Hormes se quedó estático sobre su silla por unos segundos, intentando recuperarse de aquella peculiar confesión

-La gran diablesa me ha perdonado la vida?-

La historia del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora