~25~

1.3K 167 90
                                    

-Esto es una ofensa-

-Lleva repitiendo eso desde hace hora y media como lo diga una vez más lo mato-

El padre de Mark está siendo interrogado por el General, todos los demás estamos fuera observando consternados, sobretodo mi prometido quién camina  serenamente alterado de un lado a otro, Zemyra está de brazos y piernas cruzadas sentada a mi lado, su cabeza reposa en mi hombro

-Estas cosas llevan su tiempo, Zemyra-

-A mi no me tomó nada de tiempo sacarle palabras a Hormes, Gatita-

-Zemyra, por qué no lo interrogas tú?-

Hablo Lucian desde una esquina

-El anciano está resentido Lucian, no me dirá nada-

-Por qué estaría resentido, más bien se ve enfadado-

-Yo maté a su hija-

-Podrías dejar de repetirlo?-

-Me honra mi trabajo, sangre sucia junior-

-Eres una maldita loca-

-Y tu padre un hombre de mal gusto, rompió mi camisa preferida con una asquerosa picana-

El rubio sólo suspiro pasando las manos por su cara, siguió con su caminata habitual, en eso Laura mi jefa de Criminología me llamó, si bien todos los informes de los cuerpos están hechos ahora debo corregir un par debido a la falta miembros y todo por buena obra de mi querida diablesa de turno, ahora me encuentro escaleras abajo en la morgue buscando nuevas fichas para rehacer los informes

-Lo siento-

La pelinegra se sentó a mi lado mirándome mientras escribo, dejé a un lado la pluma y me dediqué a observarla, parece un cachorrito con las orejitas bajas y los ojitos llorosos

-No estoy molesta-

Acaricié su cabello para terminar en su mejilla, me regaló una muy bonita sonrisa

-Qué pasó con el interrogatorio?-

-No sé-

-Cómo qué no sabes?-

-Me hartó tu estúpido prometido caminando de un lado a otro sin motivo y me hartó su estúpido padre diciendo "Esto es una ofensa"-

-Comprendo-

-Deben estar orgullosos de mi, no he matado a nadie, he bajado las escaleras hasta aquí como una buena señorita hasta le he avisado a tu jefe de Crimi-

-Pero qué niña tan buena, me pregunto qué habré hecho yo para merecerte-

-Ni idea-

-Tonta-

Me sacó la lengua en una clara señal de ofensa...

-Hey quiero ayudarte-

-Los informes deben tener mi letra-

-Está bien-

-Pero si puedes regalarme tu bella compañía-

-Claro que sí-

Mientras yo seguía escribiendo ella comenzó a jugar con un bolígrafo, gira sobre sus dedos, sobre su palma, el torso de su mano, es todo un espectáculo ver como hace bailar el bolígrafo sobre su mano

La historia del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora