~51~

815 103 115
                                    

Ya llevo un buen par de horas despierta gracias al sol que entra por la ventana y me da justo en la cara, Daniella sigue dormida sobre mi mientras yo sigo con mi trabajo de hacerle mimos en el cabello, soy plenamente consciente que nadie va a entender el por qué de mi sentir hacia ella pero yo soy muy partidaria de creer que es muy difícil el entender del por qué del pensar de una persona

-Mmm...-

La voz junto al leve movimiento de la pelirroja en mi pecho me sacó de mis pensamientos 

-Te desperté?-

Pregunté al ver como traía la sábanas más arriba para cubrirse del sol mientras escondía su cara en mi cuello abrazándome más fuerte

-Quedémonos así todo el día...la cabeza me mata-

-No debes beber tanto, te hace muy mal el dolor de cabeza demás no es nada bueno para tú hígado ingerir tanto alcohol-

-De acuerdo, mamá-

La remedé para que riera y repartiera varios besos cariñosos por mi cuello, el silencio nos hizo compañía por unos segundos en donde sólo podíamos escuchar nuestras respiraciones, Daniella soltó una carcajada que llamó a mi sonrojo cuando mi estómago rugió 

-Tienes hambre, pequeña serpiente?-

-No...-

-A mi no me puedes mentir-

-Yo...-

Me volví a quedar completamente roja cuando mi propio estómago me interrumpió, Daniella volvió a reír sobre mi cuello muy animada para su dolor de cabeza, se despegó de mi cuello para alcanzar un teléfono en su mesa de noche, marcó un número y lo acercó a la oreja para después hablar con sorna 

-Karter trae el desayuno y pastillas para el dolor de cabeza-

Sin más colgó, dejó un sonoro beso en mi mejilla y volvió a su posición inicial invitándome a seguir con las caricias son su cabello cobrizo

-De dónde conoces al grandulón?-

-Celosa?-

-Yo jamás siento celos pues sé muy bien lo que me pertenece, el punto es que, me odia porque tú me quieres-

-Siempre tan tóxica, me encanta-

Dejó un beso en mi cuello para levantarse cuando tocaron la puerta, yo fui directo al baño a por una ducha rápida ya que tenía calor por la humedad que provoca el mar a nuestro alrededor, al salir veo a la pelirroja sentada sobre su sillón al lado de la cama con una bandeja llena de comida sobre la cama aguardando por mi

-Me estás queriendo decir que estoy muy flaca?-

-Estás perfecta como estás, pero tu pancita tiene hambre-

Tomó unas pastillas y las puso en su boca, con ayuda de un poco de jugo de naranja las tragó para luego masajear su cien con los ojos cerrados en busca de calma 

-Tan mal está?-

Me senté en la cama al lado de la bandeja y frente a la agónica pelirroja, la fruta picada es sin dudas lo mejor que hay en este mundo 

-Sobreviviré pero por un tiempo...no más alcohol-

-Qué te llevó a beber tanto?-

-Debe de haber un motivo para que beba sin más?-

-En tu caso sí, te conozco Dani, no eres de beber porque si-

Tomó un pequeño pote con fresas y comenzó a comer en silencio, sus ojos recorrían toda la habitación evitando mi presencia, después de todo, si no lo veo no existe...

La historia del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora