~42~

850 114 20
                                    

-Te amo, te amo, te amo-

Por cada uno de los gritos que desgarraba su garganta aclarando un amor imposible se marcaba la carne de una sumisa que soportaba el peso de sus látigos, muchos podrían verla como un monstruo y seguramente lo era, pero para Daniella jamás importó algo que no fuera su pequeña serpiente 

-Estoy más que harta de escuchar esos asquerosos te amo-

El televisor mostraba la imagen de despedida que tuvieron su serpiente con la doctora, todo estaba normal hasta que escuchó los planes de boda, su pequeña serpiente quería casarse con esa estúpida mujer, apagó el monitor sólo para asentar una de sus dagas muy profundo en la espalda de una chica que tenía los ojos vendados, al sentir la sangre desmesurada la rubia se permitió mirar como con cada gota del líquido carmín la joven delante suyo perdía vida

-Karter-

De las sombras salió un hombre trajeado con mirada ruda, era el grnadulon de más confianza que tenía para llevar a cabo cada movimiento 

-Limpia esto-

Limpiándose la sangre de sus manos la pelirroja salió de aquélla habitación para subir un juego de escaleras más, caminó en silencio hasta el final del pasillo que daba lugar a una habitación oscura, con el aura apagada y los recuerdos a flor de piel

-Todo huele a tí-

Se hundió bajo las sábanas de esa cama en la que su pequeña serpiente había dormido tantos años, aún todo seguía aquí, su ropa, sus libros, dibujos, cuadros de estrellas hasta incluso el jarrón con flores secas al lado de la cama le parecía tan sumamente hermoso que no se digno a quitarlo

-Me pregunto cómo será dormir contigo-

En los años pasados, los meses que pasaron juntas, sólo una vez compartieron la cama al final de uno de sus juegos porque la diablesa cayó rendida sobre la cama sin poder moverse, desde esa noche, algo cambió en los adentros de la mayor, aún recordaba la cara de la pequeña serpiente al despertar 
.
.
.
.
.
.
.
Jamás me había quedado mirando a alguien, Zemyra tiene una piel muy tersa acompañada con unas pecas muy pequeñitas casi invisibles, su rostro se ve tranquilo, su respiración es muy serena, creo que sin medir mis acciones acaricié su mejilla por lo que despertó asustada ante mi tacto

-Tranquila, soy yo-

Sus ojos negros recorrieron todo el lugar y luego se quedaron sobre los míos, suspiró intentando buscar calmar por unos segundos hasta que habló tallando sus ojos aún somnolienta 

-Qué hora es?-

-Las cinco-

-Me tengo que ir, debo ver por mis hermanas, tenemos escuela hoy-

Me senté en la cama dándole la espalda, sólo había dormido una hora no puede ser que resista tanto el sueño, mi mano tiene un ligero hormigueo, es la primera vez que me doy el lujo de tocarla tan suavemente 

-Por qué te asustaste?-

-Lo siento, no volverá a pasar-

-No responde mi pregunta-

Me volteé a verla, está parada al lado de la puerta con la cabeza baja y sus mejillas algo rojas, me puse de pie para llegar a su lado y la obligué a levantar la vista hacia mí 

-Yo...no suelo dormir con nadie-

-Por qué no?-

-Tengo pesadillas, no me gusta molestar a la otra persona por lo que...prefiero dormir sola-

La historia del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora