Capitulo 1

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ARMAS

Stark

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Stark

Washington, Estados Unidos
Junio 12

El sudor me empapa la frente, el cabello se me pega a la piel mientras golpeo al hombre que no puede detener mis golpes ni con los guantes y el equipo que lo protege. La sangre bombea por mi cuerpo de forma rápida, la respiración agitada se filtra por mis pulmones haciendo que el pecho me suba y me baje.

— Bien, detente bestia que los vas romper. —dice el entrenador y tomo una gran bocanada de aire regulando mi respiración.

— ¿Me saliste pendejo? —me burlo quitándome las vendas de los nudillos.

— No soy pendejo pero aprecio las extremidades que se me acalambran con cada golpe que me das, incluso cuando no es a mi. —dice y rodeo los ojos bajando del ring.

— Claro. —digo abriendo la botella de agua que me echo en la garganta sin pegarla a mi boca.

— Nos vemos mañana. —me dice y le doy la espalda buscando las regaderas.

Me meto en las duchas del gimnasio, frecuento mucho este lugar debido a que me ayuda a bajar la tensión y el estrés. Esto y dos cosas más.

Tengo veintidós años y soy el mejor distribuidor de armas de todo el mundo, las armas, vehículos marítimos, aéreos y terrestres por que  quien los crea soy yo y son igual de letales que yo por ende son usadas por todos los ejércitos del mundo y entidades judiciales.

El agua fría se desliza por mi cuerpo esculpido y me paso las manos por el cabello echándolo hacia atrás, el agua se desliza por mi cuerpo y resbala por las partes donde tengo tinta impregnada en mi piel blanca.

Levanto mi antebrazo reparando la brújula que tengo en el ante brazo, solo tengo dos tatuajes, el segundo está detrás de mi oreja y es una pistola.

Salgo de la ducha y me visto en mi área privada, salgo con las llaves del deportivo en la mano y me llevo las manos al bolsillo sacando la cajetilla de mi bolsillo, me meto un cigarrillo en la comisura de los labios antes de sacar el encendedor y darle una calada.

Me subo en el deportivo y bajo el techo dejando que la brisa de la noche me golpee la cara mientras salgo del gimnasio.

Me adentro a la ciudad de Washington y conduzco entre las calles hasta llegar la propiedad que alberga tres edificios de lujo, pongo el código que aparece en la pantalla de mi coche y el portón de metal se abre dándome acceso al lugar.

LUJURIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora