Capitulo 23

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VISITAS INESPERADAS.

*Outfit de Melanie en multimedia

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*Outfit de Melanie en multimedia.

Isaac

Washington Estados Unidos, agosto 11.

Maldigo la hora que una de las reglas que impuse no fuera: "Nos más de veinticuatro horas sin sexo." Llevo siete días sin verla ni de lejos y siento que voy a estallar, que la verga me va a estallar con el empalme que no baja.

Maldigo el que la última vez que la vi, la vi como la vi, tenía la boca partida, la cabeza vendada, un moretón en la mejilla y marcas en el cuello. Es un pendejo que se disfraza detrás de la ridícula elegancia de su porte, sabiendo que es un marica golpeador de mujeres.

Quisiera que verla así me haya echo verla más horrible, con más odio por ser una niñita mimada pero no es así. Me dio impotencia, la misma que sientes cuando vez en las noticias que los feminicidios aumentan cada día y que los malditos culpables caminan el mundo sin un gramo de culpa o castigo encima.

Me dio rabia. Por ella y por todas las mujeres que lo viven día a día.

Abro la ventana del coche sacando el brazo que sostiene la cigarrillo al que le doy una calada, la mansión de los Hoffmann-Marchetti me recuerda a la casa donde yo mismo crecí, llena de lujos, comodidad y gente que hace todo por los dueños de la casa y sus niños.

Todas las luces están apagadas, o eso se ve en el segundo piso, las cortinas de la habitación que imagino es la de Sunshine debido al color blanco y rosa claro en la tela, están cerradas y las puertas del ventanal también las cuales dan al balcón.

El area es supervisada por centinelas, me bajo del coche con el cigarrillo entre los labios y recuesto mi cuerpo del coche sin perder de vista la casa. Saco el móvil en el que escribo con ambas manos y el cigarrillo entre las manos.

Hace poco estaba conectada así que...

¿Tocándote con mi foto de perfil?

Se vuelve a conectar y...

Capitana Hoffmann: No, realmente me toco recordando como me chupas el coño.

Ese simple mensaje me basta para sacar otro cigarrillo con la erección que me aprieta el pantalón.

A la nena de papá le gusta jugar con fuego y yo encantado de quemarla. Asómate por el ventanal.

Levanto la cabeza mirando hacia el panel de vidrio, la saliva se me queda estancada en la garganta cuando la veo a través del vidrio, se ve como las muñecas de colección que valen miles de dólares y euros, las cuales  solo se tienen para tenerlas en la caja y apreciar lo bellas que son.

LUJURIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora