Cuarto libro.
Segunda generación, de mi saga anterior. +18
Pecadores de tiempo completo... el pecado vive en el alma de los trillizos Hoffmann, son tres seres diferentes pero atados por una misma cadena, una pesada que no pueden ni quieren cortar...
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Sunshine
Washington, Estados Unidos Julio 13
Me meto en una camiseta negra de mangas cortas, escotada, una falda corta negra plegada y me recojo el cabello en un moño en la parte baja de la cabeza. Me dejo el rostro al natural.
Es lunes y aunque muchos lo odien yo lo amo. Es una nueva semana y todo debe empezarse con el pie derecho, porque se hacen las cosas bien o no se hacen.
Salgo de la habitación y me siento en la mesa a desayunar cuando Stark es el último en bajar.
—¿A que hora llegaste que no te sentí? —pregunto afincando los codos— ¿Donde estabas?
—¿Ahora te llamas Victoria Marchetti? —se burla y se sienta dejando que le de un beso en la mejilla.
Los quiero tanto.
No soy cariñosa, ni con mis amigos pero Steel y Stark son demasiado importantes para mi, solo hay tres hombres en mi vida con los que soy excesivamente cariñosa y esos son mi padre y ellos dos. Simplemente porque es una conexión que nunca he tenido con nadie, porque los miro y siento que puedo estallar de emoción, aunque los vea todo los días.
—Solo, digo. —digo llevándome un pedazo de huevo a la boca.
—Bueno, revísate porque entre a tu cuarto y estabas como hibernando. Yo estaba en las empresas anoche. —dice y me río porque se que me está mintiendo en la última parte. Cuando miente mira arriba por un corto segundo antes de volver a mirarte.
—Estaba cansada. —digo la verdad dejándole pasar la mentira.
—¿Bailaste mucho? —pregunta Steel dándole un sorbo a su vaso.
Folle mucho.
—Si, no había nada que hacer mientras ustedes no estaban. —miento.
Una de las criadas se acerca y rápidamente abro la caja de la revista Elle. La caja está llena de relleno, mascarillas para la cara, gomas para el cabello y cosas así, pero llevo mis manos a la revista en la que soy la portada.
—Si soy guapa. —me hablo a mi misma.
— Pero... ¿Pero que es eso?—pregunta Stark casi escupiendo el café.
—Yo. —digo ojeando las otra fotos de las modelos, guapísimas.
—¿Pero porque tienes que posar así? —se queja Steel tocándose el puente de la nariz.
