Cuarto libro.
Segunda generación, de mi saga anterior. +18
Pecadores de tiempo completo... el pecado vive en el alma de los trillizos Hoffmann, son tres seres diferentes pero atados por una misma cadena, una pesada que no pueden ni quieren cortar...
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Lexie
Washington Estados Unidos, Octubre 15 comando militar.
Nunca haz estado en una situación donde dos personas están discutiendo y simplemente quieres desaparecer, bueno esa soy yo justo ahora. Me miro los pies mientras el general Gray y la capitana Hoffmann discuten en el campo de tiro sobre un plan.
Solo somos los tres en el campo de tiro, el frío de septiembre me mueve el cabello ligeramente mientras ellos discuten de forma acalorada.
Levanto la cabeza acariciando mis brazos y vuelvo a bajarla cuando Isaac da un paso adelante hacia Sunshine, ambas respiraciones están aceleradas debido a la rabia y eso casi que sus pechos casi rocen.
—No podemos entrar a las 22:00 con todos los invitados si no conseguimos los brazaletes. —dice Sunshine frotándose la cienes recordándome al ministro, lo he visto enojado y hace eso.
— ¿Entonces cual es su plan soldado? Se hecha baldes de agua santa diciendo y enseñando todos sus méritos pero a la hora de la hora no hace nada, tengo mil y un planes en la cabeza de que hacer pero claro, eso solo un buen soldado lo hace. —dice Isaac serio ya de pie tan pero tan cerca de Sunshine que si estuviéramos en una película romántica y ambos fueran los protagonistas este es el momento donde ambos protagonistas se agarraran a besos.
— Yo nunca dije que no tuviese un plan. —espeta ella cruzada de brazos.
—Entonces deje de discutir cosas que me ponen de malas. —espeta el general y ambos se desafían con la mirada.
Me paro derecha cuando el ministro Hoffmann aparece, hago un saludo militar, el hombre viste completamente de negro, no parece de su edad, —ni siquiera se cuantos años tiene— pero lo que si se es que podría parece hermano de los trillizos al igual que Victoria.
—¿¡Que esta pasando aquí?! —pregunta el ministro serio y se le hacen los respectivos saludos militares.
Yo solo estoy aquí para decirle la hora a Sunshine sobre la hora de la pijamada esta noche.
El general y la capitana comienzan ha hablar y el ministro se frota las cienes cerrando los ojos.
— ¡Un día en paz no se puede tener en este lugar!—espeta el ministro— Parte de la buena disciplina de un soldado es saber trabajar en e-qui-po por ende, —toma aire— ¡Van a trabajar juntos!
Ambos se mantienen rectos y no se como hace Sunshine para mantenerse tan cerca de Isaac después de todo lo que han hecho juntos sin derretirse junto a él o para que no suceda viceversa.
