Cuarto libro.
Segunda generación, de mi saga anterior. +18
Pecadores de tiempo completo... el pecado vive en el alma de los trillizos Hoffmann, son tres seres diferentes pero atados por una misma cadena, una pesada que no pueden ni quieren cortar...
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STEEL
Octubre 27, hospital militar.
Me tapo la cara con ambas manos mientras me bajo el liquido caliente lleno de cafeína para que me mantenga despierto, o por lo menos mantenga despiertas mis neuronas, porqué me acuesto pero no duermo, mi cuerpo esta cansado pero se niega a descansar y lo que tengo dentro congelado se ha agrietado mas y mas en los últimos días.
<<Lo vamos a resolver>>
Su voz es un eco en mi mente que cala dentro, un sabor amargo interminable que quiere amenazar con matarme, siento que mi vida se ha desplomado de un momento a otro y ya no se en que parte de la balanza estoy.
Pego la cabeza al volante del coche estando en el estacionamiento del hospital, aprieto los puños viendo lo hinchado de estos, no tengo ni un solo golpe en la cara solo en el cuerpo.
<<Tiro el puñetazo que desestabiliza al indigente Alemán que me saca el puñal con el que quiere apuñalarme, siento el peso dentro de mi cuando la rabia me agarra otra vez haciéndome gritar y tomar el puñal con el que le rebano la garganta mientras tomo aire por la nariz teniendo al ministro detrás de mi y Stark de lado con las manos manchadas de sangre.>>
Mamá no se ha querido dejar ver, no ha salido de Washington, ni de su cuarto, ni de la casa no contesta el teléfono y lo único que he recibido de ella en estos días es un simple mensaje preguntando por los mellizos todos los días a la misma hora y los mismo.
<<Mamá: ¿Como están los mellizos?
Bien. >>
No quería dejar los mellizos solos pero tuve que irme, mi interior me lo pedía a gritos y los tres terminamos en la parte putrefacta de Alemania donde no se con cuantos nos peleamos antes de volver a Washington.
Recuesto el asiento del piloto cerrando los ojos, queriendo que Morfeo toque mi mente a las 3:11 de la mañana, cerrar los ojos y que todo vuelva atrás, lo que quiero es abrir los ojos y que cada esquina que mire mi mente quiera verla.
Obviamente el sueño no llega poniéndome de malas y contesto el teléfono cuando es Stark.
—Estoy de camino, necesito algo para...
—¿Dormir? La verdad es algo que no nos sucede desde hace un par de días. —digo con amargura.
Suelta aire del otro lado de la linea y me vuelvo a tapar la cara cuando siento que me vuelvo a pegar contra la pared esperando escuchar su voz en una tercera linea.
