Capitulo 41

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RETOÑOS SANGRIENTOS 

RETOÑOS SANGRIENTOS 

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Steel

Cárcel de Máxima seguridad, Octubre 6, 2:53AM

Mis entrañas hierven dentro de mi cuerpo, siento como el sudor me baja la nuca como un liquido ardiente a medida que me bajo del vehículo, mis oídos son un zumbido recurrente que me hace taparlos, todo dentro se me comprime bajo el aire frío de fuera mientras la voz de la guardia se repite en mi mente de forma recurrente.

"Dr.Hoffmann la presa Gabriella Vella va a dar a luz."

—Tienes que venir, tienes, ¡Tienes que hacerlo! —digo cuando Sunshine contesta.

—¿Que pasa? ¿Donde estas? —pregunta mientras conduzco como loco.

Llegando a la cárcel, entro en labor de parto. —espeto.

Me cuelga y en cuanto llego mis pies se mueven solos dentro donde los guardias me hablan mientras me requisan, mis pies vuelve a moverse mientras me abren las puertas de la cárcel, bajo las escaleras de emergencias que llevan al piso subterráneo al que ordene que la llevaran cuando esto sucediera.

Por mi profesión se y comprendo que la mayoría de embarazos embarazos múltiples no llegan a termino, pero tampoco así.

Con catorce semanas y seis días no es suficiente, son muy pequeños... no están completamente desarrollados... no están listos.

Mi mente me juega sucio sabiendo que Stark no va a venir, me esta odiando ahora y necesito que Sunshine venga, necesito... necesito que vengan los dos.

Necesito que Sunshine me diga que están listos y que Stark me diga que lo voy hacer bien.

El sentimiento me carcome por dentro, los pensamientos de no ser suficiente, de no saber que hacer, de no saber dar lo mismo que recibí por parte del ministro y la capitana. Las dudas me abarcan y siento que me ahogo.

Los necesito.

Capto los gritos que son camuflados por las paredes insonoras del lugar, pero a medida que me acerco mas los escucho, mas acelera el movimiento de mi interior y el de mis pies que se detiene frente a la puerta de metal que me abre la guardia.

—Váyanse. —ordeno.

—Señor no... —habla la guardia.

—Lárguese o la mato aquí. —no miento. No la miro y se va llevándose a las demás.

Entro finalmente empapándome de los gritos que no dejan de zumbar a mi alrededor, la visualizo desnuda de la cintura para abajo, esta esposada, veo las pantallas que marcan los ritmos cardiacos de los tres, pero solo me fijo en dos.

LUJURIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora