LOS QUE SE VAN.
Melanie
Comando Militar Washington, octubre 5.
Juego con el tenedor mientras le doy vueltas al mensaje de Steel.
"Te espero en mi casa a las 23:00. No tardes."
Ni un buenos días, ni un como estas. Solo eso, lo cual me hace querer estrellar la cabeza contra un árbol hasta romperme en mil pedazos ya que nos vimos hace unos días para coger como si fuéramos conejos, no se decir que no y el parece que tampoco sabe. Llego a mi pent-house como si hubiera avisto un fantasma y todo me lo dijo cogiendo.
Una sonrisa se dibuja en mi boca cuando pienso en que son dos niños, Steel engendro a dos niños.
Sunshine a andado con una sonrisa de oreja a oreja desde entonces, ha ignorado las miradas de cotilleo de los soldados debido a la foto que no ha dejado las redes ni un segundo, eso que han pasado unos días y... levanto la cabeza hacia ella cuando se sienta mordiendo una manzana, acaba de comenzar su hora de almuerzo.
—No me quiero morir sin que me digan porqué una mujer debe cuidar su reputacion y un hombre no. —dice Sunshine.
—Tu sigue así que la foto abandonara las redes en cuanto el periódico tengan otro globo que intentar pinchar. —dice Grace encogiendo los hombros.
—Me importa muy poco lo que la gente diga. Mi vida es mía y yo si la vivo como si fuera el ultimo segundo de aire. —dice segura de si misma.
—Se nota, ya casi no te vemos, desapareces a cada nada y luego apareces. —digo ya que hay días que es imposible localizarla.
—Estoy ocupada, ya en nada se cumplen los seis meses que me gusta quedarme y quiero adelantar todo con el caso de la Cosa Nostra. —me mira a los ojos—
La miro entendiendo y Madison habla.
—Aja, ahora, cuente, cuente, que te fuiste con Milan después de la discoteca la otra vez y no contaste nada. —dice Madison riendo mirando a Grace.
Grace baja la cabeza escondiendo una sonrisa atrevida, sus mejillas medio se encienden.
—Cogimos, ósea fue... —se ríe.
—¿Bueno o malo? —pregunta Sunshine ladeando una sonrisa.
—Bueno, buenísimo y después se porto muy bien, pero ahora las cosas son... raras. —dice ella rascándose la nuca— Osea cuando escapamos de Italia me dormí en su pecho, pero eso no fue raro.
—Comételo otra vez esta que se vaya la incomodidad. —sugiere Sunshine haciendo que todas la miremos.
—Habla con él, aunque puede que sea sexo casual. —dice Madison.
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LUJURIA
RomanceCuarto libro. Segunda generación, de mi saga anterior. +18 Pecadores de tiempo completo... el pecado vive en el alma de los trillizos Hoffmann, son tres seres diferentes pero atados por una misma cadena, una pesada que no pueden ni quieren cortar...