Una noche en la que el sueño se manifestaba renuente a llegar, abrí la puerta de la habitación con cuidado de no despertar a la abuela, ella habia estado muy nerviosa, y no era para menos teniendo como antecedentes todos los acontecimientos ocurridos.
Con el mismo sigilo con el que anteriormente abrí la puerta, salí, encontrándome con la atenuada oscuridad de la casa.
Un leve cosquilleo viajo desde mis pies descalzos hasta el resto de mi cuerpo y fue cuestión de segundos para sentir el frio de la noche recorrerme completamente.Camine al jardín trasero, necesitando con urgencia que un poco de aire ingresara a mis pulmones, ya que de una u otra forma me sentía asfixiada y ahogada entre las cuatros paredes de mi habitación; habia sido golpeada recientemente por la furia de una noticia trágica que continuaba siendo lacerante, mis ánimos seguian devastados y no podia ni tan sólo conciliar el sueño sin que los pensamientos me invadieran superando completamente lo que yo era capaz de aguantar.
Me abracé a mi misma una vez que estuve en las afueras de la casa. Era una noche bastante fresca y la radiante luna llena, brillando en el cielo nocturno, le aportaba ese aire nostálgico. Sentada en el pequeño banquito frente a la fuente, me dedique a escuchar el acongojante silencio y a observar aquella inmensa y taciturna luna... el contexto, en su totalidad, irradiaba cierta tristeza, o quizás el dolor que cargaba en mis adentros hacia que lo viera todo de tal manera.
No me esforcé en comprenderlo, solo respondí a un impulso desconocido que surgió de repente y que me obligo a mirar a la ventana del que solía ser mi cuarto. Allí mi alma sucumbió al ver esos ojos azules que brillaban de una manera única conjuntamente con la luz de la luna.
Llevaba bastante tiempo viviendo en la casa... para mi eran incontables días en los que conviví con el enemigo, y aunque tratara de negarlo, no sentía el menor desacuerdo en su presencia, sino que su estadía me brindaba cierta calma.
Desde el momento en que nos vio llorar con desespero en la sala, trataba de ocasionar las menores molestias en la casa; su presencia se volvió aun mas inerte: salía casi junto al amanecer y regresaba a altas horas de la noche. En ese fatídico día, algo cambio incluso en el, pues mis insólitos gritos sucintándole con toda la furia de mi odio que nos dejara en paz, parecieron surtir el efecto deseado, y mi contacto con el finalmente se rompió por completo.No tuve la certeza de cuanto tiempo estuve concentrada en su mirada clara sino hasta que sus profundos ojos desaparecieron, difuminándose en la atenuada oscuridad de la noche, entonces deje escapar un suspiro y volví a centrar mi inquisición en la luna, batallando nuevamente con mis pensamientos.
La bella simpleza de la luna rápidamente volvió a inducirme a un éxtasis enigmático. Su incandescente luz, alumbrando los alrededores me hacia sentir acompañada y protegida, como si no estuviese completamente sola en mi tristeza. Aunque la distancia de un sinfín de kilómetros nos separara, la luna me hacia compañía, y me cobijaba con su extraordinario encanto, al tiempo que transformaba la madrugada, adecuando en sublime sintonía los matices entre luces y sombras, para convertir el jardín en la perfecta escena en donde una muchachita profundamente herida podía encontrar algo de consuelo.
Pero sólo fue cuestión de un breve lapso de tiempo, para que una desesperante irrupción pusiera fin a todo ese deleite.—La noche esta dotada de un encanto majestuoso, ¿no lo cree así, señorita Emma?— su voz susurrante acometió de repente. Podia sentir su presencia tras de mi, y sintiéndome completamente nerviosa me mostraba inmutable. —Emma— repitió suavemente, como si romper tan encantador silencio fuera un delito. —, en Alemania su nombre significa poderosa... «la que es fuerte»— profirió. Y no entendía el porque de aquel monologo, pero su voz era suavemente arrulladora, como la melodía de las olas danzando a un ritmo tranquilo y cauteloso en el océano.
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Al límite de lo prohibido (PAUSADA)
RomanceEl destino los unió en medio de una temible guerra, sin embargo él pertenecía a un mundo y ella a otro, y el curso del tiempo los obligaba a ser rivales. Pero entonces de entre las tinieblas y las ruinas surgió el más puro amor; él abrazó su dolor...