Capítulo dieciséis, parte tres

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Oficialmente hemos superado los 10K de lecturas🥰 Para festejar les dejo este capitulo súper largo...
Spoiler: lloré brillitos escribiéndolo✨🦋✨🦋✨

Eché un vistazo a todo en su conjunto una vez que me convencí de tener cada detalle preparado y bajo control

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Eché un vistazo a todo en su conjunto una vez que me convencí de tener cada detalle preparado y bajo control.

Cada rincón del comedor principal había sido limpiado pulcramente con agua caliente, y después de haber resuelto con éxito una ardua disyuntiva en torno a mí atuendo, pude sentirme oficialmente realizada y lista para lo que había preparado.

Fue después de la hora del almuerzo cuando todo surgió. Estaba avanzando entre la páginas de un libro cuando me frené de improviso y la idea emergió con una espontaneidad sublime. Y es que con Kurt nunca habíamos tenido un momento pensado y planeado únicamente para nosotros dos. Desde el principio habíamos sido una pareja atípica. Siempre escondiendo entre las sombras nuestro amor, y protegiéndonos de un mundo cuyo equilibrio se había roto.

¿Era egoísta querer reservar una noche para vivir nuestro amor como podría haber sido?...

Tal vez lo era. Tal vez era estúpido pretender jugar al paraíso cuando en realidad estábamos inmersos en el más temible de los infiernos.

Pero no me importó. No me importó porque yo habría negociado hasta con el mismo diablo a cambio de una noche juntos.

Por eso me propuse de inmediato actuar en consecuencia para que las grietas de nuestros universos cedieran por un día. Quería que al menos por una vez viviésemos el privilegio de amarnos jugando en base a nuestras propias reglas. Ser dueños de nosotros y detener el tiempo. Así que solo me puse en marcha para organizar todo.

Una noche para dos.

Una noche solo para Kurt y yo.

Estaba dispuesta a que fuera especial, y por lo mismo anhelé poder verme radiante, y llegado el momento desordené todas mis prendas para poder conseguir algo acorde.
Finalmente escogí un vestido rojo… era sencillo, pero se ajustaba a mi cuerpo con un calce perfecto, tenía mangas, un pequeño escote y dejaba ver parte de mis hombros. Había usado ese vestido en la última cena navideña en la que todo había sido calmo y ajeno a la guerra; recordaba haberme sentido frívola y ridícula aquella noche, y hasta casi me había prometido a mí misma jamás volver a hacer uso de una vestimenta tan banal.
Ahora lo que veía reflejado en el espejo me gustaba, y ese vestido adquirió una nueva connotación porque me sentí una muchacha hermosa con él.

Sonreí y fui en busca de mis zapatos de tacón, arreglé mi cabello en un semi recogido, y de la habitación de Lisa tomé uno de sus labiales rojos.

Convencida con mí apariencia coloqué las manos en mí cintura y observé desde distintos ángulos la falda del vestido para cerciorarme de que no tuviese arrugas. Vitoreé con un pequeño asentimiento de cabeza el resultado, y una nueva sonrisa involuntaria se dibujó en mi rostro.

Al límite de lo prohibido (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora