(No tiene nada que ver con el capítulo pero encontré esta imagen en Pinterest y me dio muchas vibes a Kurt y Emma🥰)
Mire el sobre entre mis manos errantes, la curiosidad tan elemental que suscitaba ese pequeño papel entre mis dedos era acongojante y me llevo a rasgar el mismo con una impaciencia desenfrenada.
Mis sentidos se desplegaron a través de esas infinitas líneas, prolijas y limpias como siempre lo habían sido. Él seguía ahí, presente en cada trazo de su tinta, guardado en aquellos firuletes cursivos y bien cuidados que tantas veces lo había presenciado redactar. ¿Era posible? ¿mi corazón podía aspirar al derecho de conciliar esperanzas?
En mis adentros todo se manifestaba en impulsos revolucionarios, en un delirio de emociones incontenibles y opuestas a todo mandato que pudiera provenir de la recta razón. En general todo mi proceder carecía de racionalidad porque ni siquiera me detuve a hacer acopio de probabilidades cuando impacte de lleno con el encuadre de que cada una de mis esperanzas ya se encontraban completamente alimentadas.
Moví mis ojos rápidamente viajando entre las líneas, aunque mis manos sudaban y temblaban y los pensamientos que aturdían mi cabeza ni siquiera me permitían acercarme a la comprensión requerida. Era de esperarse qué las palabras ingresaran por mis ojos, pero eran incapaces de poder ser procesadas por mi cerebro... todo me resultaba inconexo porque lo único que tenia en mente era pensar en el contenido de las consiguientes líneas, abandonándome así por completo a la incomprensión.
—¿Y el señor Van Klaus? —pregunto Margaret, entrando a escena. Cargaba una bandeja que contenía una jarra con agua, un vaso y un poco de pan y queso.
Escondí abruptamente la carta tras mi espalda, ella me miro extrañada, y aunque desee que no se notaran las variaciones en mi semblante, lo cierto era que estaba en tal estado de perturbación que no lograba en lo mas mínimo dar invisibilidad a los miles de pensamientos que me asaltaron.
Sin poder refrenar mis impulsos y con el objeto de alejarme de los mortificantes ruidos de la ciudad, corrí, sin dar importancia a los parloteos e interrogantes de Margaret que iban quedando mas y mas atenuados.
Llegue a destino luego de caminar durante un rato y con la respiración agitada, sintiéndome pequeña contemple la enorme residencia de la familia Visser. Cuando los nazis llegaron a la ciudad ellos dejaron todo para trasladarse a una de sus casas de campo. Si, básicamente huyeron hasta alejarse de la extrema represión de los alemanes porque en el campo la invasión había cobrado una relevancia mucho menor en comparación con la ciudad.
Ellos eran de ese tipo de personas demasiado acostumbradas al histrionismo de la ciudad, muy enamorados de la vida social como para alejarse y dejar todo atrás..., la señora Visser solía ser la reina de las visitas de cortesía, cada tarde se paseaba por una casa distinta, a tal acción ella le llamaba forjar lazos y simpatías con los vecinos, en cambio para mí no era más que solo una mera recaudación de chismografía fresca.
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Al límite de lo prohibido (PAUSADA)
RomanceEl destino los unió en medio de una temible guerra, sin embargo él pertenecía a un mundo y ella a otro, y el curso del tiempo los obligaba a ser rivales. Pero entonces de entre las tinieblas y las ruinas surgió el más puro amor; él abrazó su dolor...