Capitulo seis, parte uno

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Era muy temprano por la mañana, cuando mis suspiros comenzaron a entremezclarse con la fragorosa ventisca que se abría paso por la ventana; el viento danzaba libremente despeinando mis cabellos, y yo cerraba mis ojos embriagando mis sentidos con e...

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Era muy temprano por la mañana, cuando mis suspiros comenzaron a entremezclarse con la fragorosa ventisca que se abría paso por la ventana; el viento danzaba libremente despeinando mis cabellos, y yo cerraba mis ojos embriagando mis sentidos con el dulce elixir de la brisa de verano. Los rayos del sol comenzaban a asomarse pero su calor era tenue y el menester de su intensidad simbolizaba el presagio del inminente porvenir de un día nublado; mas aun así, su luz diáfana pintaba de un esplendoroso color dorado cada centímetro de la habitación, iluminando con una gracia magnifica los nuevos dibujos que adornaban la pared, y el rostro jovial de cierta muchachita, que con la devoción de una consagrada artista, pintaba y dibujaba con entusiasta complacencia. Últimamente sentía una plenitud desconocida dentro de mi, habia vuelto a reencontrarme con una antigua pasión y eso hacia que mi corazón latiera frenético por las emociones nuevas.

Los últimos días habían sido una autentica travesía artística, porque Lisa, en su insistente afán de que comenzara a vivir la vida de una señorita de sociedad, me obsequio dinero para gastar en vestidos, zapatos y otras frivolidades; sin embargo mi rebelde espíritu me aconsejo con persuasiva audacia, que destinara un poco de aquel dinero a la compra de materiales de arte, ¡y así lo hice!.
Cuando ya tuve lo necesario, una de las pequeñas habitaciones de huéspedes termino por convertirse en el lugar donde eventualmente jugaba a fingir que se trataba de un “estudio artístico”. Así los días fueron pasando, y cada amanecer empezó a encontrarme montando grandes castillos en el aire; probando distintas técnicas, y pintando variados retratos, desde paisajes hasta sencillos dibujos de aves. Mi inspiración se desplegaba tomando un rumbo propio, tanto que a veces sentía como si un extraño espíritu me tomara en posesión, siendo mi cuerpo solo un mero conducto para conectar los anhelos de mi corazón con el mundo real; por primera vez me sentía libre de ser yo misma, y conseguí hacer de esas cuatro paredes, una pequeña burbuja de ensueño, ajena a la guerra y a todo otro mal que pudiese turbar mi calma.
Después de tanta tempestad, finalmente me sentía plena de poder disfrutar el periodo de tregua que mis emociones rotas me habían concedido.

Suspire y tome una gran bocanada de aire para llenar mis pulmones con la bruma pura y frecsca que se colaba por la ventana, y caminando lento y pausado me asome a ella, deseando formar parte del bello encanto de la naturaleza, al tiempo que mirando al horizonte buscaba que el vibrante azul del cielo me ayudara a rememorar los tan cautivantes ojos del teniente.

Pocos segundos pasaron desde que mi mente habia decidido volar lejos, cuando el viento soplo abrupto, ocasionando que mis propios ojos se cerraran, sintiéndose todo como un inusual fenómeno en manifiesto que pronto me hizo sentir envuelta por todas las sensaciones que me apresaban convirtiéndome en un ente susceptible a perecer ante el encanto de aquellos fanales azules; y entonces sucedió… el pudor llego sin previo aviso para plasmar su propio arte sobre mis mejillas, que quedaron pintadas de rojo y vergüenza.

Pensar en el me avergonzaba, pero era algo que últimamente no podia evitar, el estaba presente en todas mis memorias, como el permanente recordatorio de que lo prohibido estaba logrando tentarme. Casi todas las objeciones que construían una muralla entre el y yo, estaban siendo derribadas una a una; sencillamente ya no podia evitarlo, sino que a veces hasta me sorprendía a mi misma anhelando una de sus profundas y vigorizantes charlas de medianoche… hacia mucho que la calidez de una sincera amistad representaba una ausencia en mi vida, y después de sentirme sola por tanto tiempo, no podia culparme a mi misma por haber encontrado en el, un extraño refugio que me resguardaba de la soledad. 

Al límite de lo prohibido (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora