IV: Había una vez... Un capitán que naufragó.

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El menor estaba feliz de sentir esa nueva experiencia con él y solo con él. El colombiano lo tomó de la mano para comenzar a nadar de regreso hacia su hogar. Estaban tan metidos en sus pensamientos que no notaron el peligro que se les acechaba.

—¡Vene!—gritó para empujar al menor, la aleta de un tiburón rozó el brazo del colombiano y éste se apartó antes de ser mordido por el animal.

Colombia frunció el ceño.

—¡Vene no te acerques! Huelen la sangre—dijo el colombiano retrocediendo para que el animal le siguiera.

—¡¡No Colombia!! —lo miró asustado, tratando de acercarse a él, pero tenía mucho miedo en ese momento.

Entonces, de la nada sintió que algo lo tomaba de la aleta.

Era una red que se amarró en su cola al ser empujado por su hermano, éste trató de soltarse, pero no logró nada, miró a su hermano a lo lejos y sólo le salieron lágrimas.

—No, no ¡Colombia!

El colombiano sólo miró con horror la red que atrapó a su hermano. Intentó acercarse pero el animal solo quiso impulsarse contra él para morderlo.

Algo atraía a su hermano hacia la superficie, alguien jalaba de la red.

—No, no, ¡Vene!—gritó antes de gemir del dolor, esquivó una mordida por poco, pero había herido un poco su cola.

El más pequeño se estaba alterando, lo miraba asustado, solo trató de romper la red con fuerza. Logró liberar uno de sus brazos, pero no hizo mucha diferencia en realidad, solo mira con miedo a Colombia, mientras la red lo llevaba a la superficie.

—¡¡¡COLOMBIA!!!

Pegó un grito fuerte llorando, cuando la red fue subida a la supeficie, miró con miedo al humano que estaba ahí, solo temblaba y se apego más a la red en silencio, mirándolo con terror.

Desde que el barco fue arrastrado con su tripulación al fondo del mar, Siria supo enseguida que su única salvación era una isla.

Y lo logró.

Por eso, antes de que su estómago le reclamara comida, echó la red probando suerte. Lo que pescó era grande y se sentía pesado... Lo iba a llenar por meses y...

Fue entonces cuando lo vio. Sus ojos no podían creerlo.

Arrastró al tritón a la orilla para que no escapara, y allí le miró incrédulo.

Vene lo miraba asustado temblando, solo se acurrucó sobre su culo mirándolo con horror, un humano lo había atrapado. Nunca había visto a uno tan de cerca. No se atrevió a hablarle, solo miró el agua asustado y trató de soltarse de la red.

Había logrado romperla un poco antes, así que solo abrió más aquel hoyo de ahí para tratar de escapar. Empezó a aletear en necesidad de agua, solo se rodó un poco al agua, aún con la red encima, cuando estaba en la orilla y su aleta empezó a sentir el agua, solo sabía que así de esa manera no se transformaría en un humano, solo mantuvo en silencio todo el rato, miró el océano y vio cómo éste se manchaba de color carmesí.

Sus ojos se abrieron de golpe, y recordó cada momento con su hermano, no había más reacción alguna más que que en shock, pero después...

"Jajaja eres un pajúo Colombia"

"Pero soy el pajúo de tus sueños jajaja"

No pudo evitarlo, sus ojos empezaron a cristalizarse.

Mar de sangre para el Rey (GuyiVene)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora