XXXVI: Cataplín, Cataplán... La celebración comenzará

80 9 18
                                    


Y así es como empezaron los momentos de crisis, donde Venezuela tuvo que quedarse de estratega para atrapar a Siria, tardaron meses, pero en el quinto mes, le trajeron la cabeza de Siria quemada y destrozada, solo con eso terminó todo, y parecía que ya podía existir una paz entre humanos y Sirenas, ya que muchas sirenas y tritones vivían en armonía, Venezuela era un rey justo y honrado, con un hijo maravilloso, al cual llamo Esequibo.

Esequibo tenía los ojos de Guyana, y la piel de Venezuela, tenía el espíritu de Vene cuando se trataba de proteger a otros y tenía el corazón noble de Guyana.

A Guayana Francesa le tocó ser un simple soldado de Venezuela, quien le logró perdonar por el bebé y la familia que tenía, claro que siempre estaba al tanto del contrario.

Venezuela como todo rey, quería una pareja, le costaba ser padre y rey al mismo tiempo, las responsabilidades lo estaban matando y Esequibo crecía entre soldados para que lo protegieran a todas horas.

Venezuela trató de casarse con un humano, pero ninguno le pareció el indicado, mayormente solo querían ganancias o aprovechar algo por parte de él y su hijo, Vene buscaba a alguien que fuera bueno en las batallas, que fuera alguien leal al reino y a su persona, que protegiera a Esequibo como si fuera su hijo, pero de esos ya no habían, así que se tuvo que conformar con la idea de permanecer como un rey solitario, frío y serio.

—¡¡¡Papi!!!... ¡¡¡Papá!!!... ¡¡¡¡PAPI!!!

El pequeño saltó sobre su estómago con fuerza sacándole el aire, Venezuela despertó de golpe, mirando a todos lados, respirando agitado.

—¿¿¡Qué pasó!?? Ah... Esequibo jaja... Pequeño diablito... ¿Qué pasó?

—¡¡¡Es hoy!!! ¡¡¡Es Hoy!!!

Dijo el pequeño emocionado, Esequibo ya tenía 12 años, era un joven de pelos largos y desordenados una extraña mezcla entre los cabellos de él y de los de Guyana en realidad.

—Jaja ya sé, ya sé... Hoy era... Mierda ¿¿Qué era??...—dijo en broma, rascándose la cabeza, el pequeño lo miró con un puchero medio enojado, sacándole una carcajada a Venezuela—Ya sé, Ya sé.. Hoy es tu cumpleaños campeón jajaja. Toda tu familia vendrá a verte... ¿¿Estás emocionado??

—¡¡¡Sí!!! ¡¡¡Y mucho!!!

Dijo alegre el pequeño, su sonrisa era igual que la de Vene cuando era más joven, eso le producía tanta ternura, solo le restregó los cabellos para luego bostezar y estirarse levantándose de la cama.

—Jaja okey pequeño, pero deja que me cambie, ¿Okey?...

—¡¡¡Okey!!!

El pequeño sale corriendo rápido a su habitación empezando a cambiarse tarareando una canción. Venezuela suspira mirando por la ventana un poco serio pero preocupado.

—"Sí que ha pasado un tiempo... Me pregunto cómo irán las cosas..."

Su reino uno de los más prósperos y fuertes que podía existir, economía mejor que nunca, siempre había justicia ante el que la necesitaba y siempre había paz. Muchos considerarían que es un paraíso.

A Guayana Francesa el trabajo de guardia le dejaba agotado, agradecía internamente a Venezuela que no lo hubiera matado por lo que le hizo, pero a cambio, muchos lo consideraban un mentiroso y embustero, parecía como si de la noche a la mañana todos lo odiaran, pero era algo increíble que tanto detestaba ser un simple esclavo de la persona que más odia en su existencia, regresaba a su parte del castillo marino, que se quedaba cuidando mientras Venezuela cuidaba el reino humano, quedaron en una clase de tregua por el hecho de que ambos estaban embarazados y no querían perder a sus hijos, con el tiempo Guayana Francesa fue teniéndole mas odio a su propio hijo, Guyana era muy frío con ellos y todo porque no era lo que él quería, desde el punto de vista de Guayana Francesa era así.

Mar de sangre para el Rey (GuyiVene)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora