Mar de sangre para el Rey (GuyiVene)

XXXI: Cataplín, Cataplán... La traición no deja de atacar

Pasaron los años, Vene había crecido un poco, sus ojos era rojos con estrellas en estos, su cabello era largo con una coleta hermosa que le quedaba hasta la cintura.

Por ser el que venció y liberó a los tritones, éste se volvió el nuevo rey de estos, el príncipe que a pesar de todas las adversidades, llegó lejos por algo milagroso, se volvió un comerciante más poderoso, logró tener alianzas con otros reinos y ser de gran ayuda comercial, claro que para algunos humanos, la caza de tritones y sirenas era ilegal y aun lo hacían, pero el objetivo ya no era un tritón cualquiera, sino ahora solamente era al más poderoso, muchos querían tomarlo como su propiedad.

La relación con Guyana se volvió un poco más alejada, principalmente por los diversos viajes de negocios que tenía que hacer Vene para poder aclarar puntos con los humanos, y comercializar la mayor parte de pescas que sean necesarias. El guayanés aun así no se sentía atraído por Guayana Francesa, por lo que meditaba seriamente el rumbo de sus vidas. ¿Le amaba? Pues claro, amaba a Venezuela. Pero no sabía cuánto duraría una relación a distancia.

A penas Venezuela ascendió al trono Bolivia desapareció sin dejar rastro, se marchó del reino junto con Ecuador y Perú para jamás volver. Nadie supo qué era lo que pasaba por la cabeza del boliviano ni por qué lo hizo, sólo le mandó una nota a Venezuela de que estaban bien, que lo había hecho principalmente para alejar a Ecuador y Perú del ambiente que les recordaba a su violación. Meses después, ambos tritones pasivos comenzaron a mandarle cartas a su hermano mayor diciéndole que estaban bien y que poco a poco superaban sus demonios.

Hoy Venezuela ha logrado hacer la paz entre humanos y tritones, varios pueblos los aceptan como seres normales y les permiten que puedan hacer de sus vidas en tierra lo que deseen, pero si alguien llega a realizar una clase de racismo o abuso en contra de estos, será llevado al calabozo.

Se encontraba actualmente Venezuela en el castillo de su aliado más poderoso y reciente, Siria, estaban discutiendo un asunto muy importante sobre el cual parecía que nunca acabaría, junto a los comandantes de otros pueblos.

—¡¡COÑOESUMADRE!! ¡¡¡YA HEMOS HABLADO DE ESTE ASUNTO MAS DE UNA PUTA VEZ!!! SI QUIEREN UNA MIERDA DEL PUTO OCEÁNO, NO SE PREOCUPEN, YO PERSONALMENTE SE LOS PUEDO ENTREGAR, ¡¡¡PERO YA DEJEN DE UNA PUTA VEZ DE ENVIAR A PESCADORES!!! ¿¿QUÉ PARTE DE QUE LA MAYORÍA SOLO ME TERMINA PESCANDO A MI NO ENTIENDEN?? AGH, ESPERO QUE ESTA SEA LA JODIDA ÚLTIMA VEZ QUE TOQUE ESTE JODIDO TEMA CON USTEDES, ¿¿ENTENDIDO??

Muchos de los comandantes le miraban de arriba a abajo con una sonrisa llena de lujuria, Venezuela estaba mojado con solo una bata de baño que le prestó Siria, apenas trajo a los sujetos que lo pescaron, no le importó lo que tenía que usar, que normalmente era un traje de soldado, en ese momento quería hablar el tema ya que estos estaban ahí.

No tenía más que la bata que le quedaba corta, tenía el pelo mojado y parte de su pecho marcado se veía. Al notar la mirada de estos, solo suspiró irritado para luego chasquear los dedos y provocar un trueno que retumbó.

—¿¿Estamos??—al ver la cara de sorpresa de todos, asintiendo en silencio, solo se retiró dejando a los comandantes con los sujetos que pescaron a Vene.

Se había retirado a la habitación de Siria para cambiarse mientras seguía quejándose del asunto.

—¡¡¡Siria esto ya es en serio lo acepté las primeras tres o cuatro veces, pero esto ya se está volviendo demasiado frecuente!!!—dijo irritado, quitándose la bata frente a Siria, estaba acostumbrado y no le veía nada malo, después de todo Siria ya lo había visto antes desnudo y viceversa.

Lo que más odiaba era que el sirio estaba sonrojado con cara de idiota mirándole detenidamente sus nalgas, que eran un tanto grandes.

"Son como dos grandes pelotas de carne" —pensó el sirio relamiendo sus labios viendo fijamente los glúteos del menor.