X: Había una vez... Un lobo disfrazado de oveja

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El sirio abrió los ojos de par en par y tragó saliva. Recordó vagamente la conversación que tuvo con el pequeño hace varios días.

"Tu hermano se resistió muy bien a la tentación, a mí me hubiera costado"

—Venezuela... Verás... Así como tú hermano estaba... Ansioso de reclamar tu pureza porque hiciste movimientos que a su miembro le gustó, así estaba yo esa vez en el baño... —se sorprendió de lo serio que sonaba, ningún sonrojo adornaba su faz. —Me gusta tu cuerpo, el cómo tú tez morena brilla con el sol, como un chocolate. Me gusta tu cabello negro, salvaje y desordenado, tus labios, tu trasero que quisiera apretar... Eres hermoso, extraordinario para mí. Y yo no quería hacerte daño, porque quería darte placer pero quería a la vez reclamar tu pureza... Pero me tenías miedo y yo no quería ganarme más de tu desprecio... Por eso me fui, para evitar asaltar tu cuerpo, porque si estaba allí contigo cometería una locura

El menor recordó cuando su hermano estaba dándole cariños y le tocaba, cuando se transformó en humano recordaba que su "miembro" estaba parado en ese momento. Se sonrojó cuando él dijo todo aquello, su hermano era el único que le decía esas cosas, por eso le avergonzaba mucho.

—Y ahora...¿Aún quisieras m-mi pureza? —preguntó tímido y mirándolo apenado, un poco asustado.

—Te mentiría si dijera que no la deseo pero... Hay un detalle y es que... Yo quiero que tú me la entregues por tu propia cuenta.

—Siria... Yo...

Alguien tocó la puerta, era la criada anunciándoles que iban a comer. Siria asintió, vio al venezolano y río.

—Cuidado, a mi familia le gusta la langosta.

El venezolano le había dicho que odiaba comer langostas, que eran unos seres demasiado perturbadores para comerlos. El susodicho torció la boca para solo mirar a otro lado de brazos cruzados.

—Ya mejor ni como... Se me quitó el apetito, además... No creo que les agrade que vaya... Solo soy una carga—dice tímido agachando un poco la cabeza.

—Joven, el príncipe Afganistán desea verlo en la cena, me ha mandado a decirle que nada de lo que a usted no le guste le será servido en el plato—dijo la sirvienta.

—Aww vamos Vene—agarró las manos del chico y lo miró con una sonrisa—Será como una primera cita, además de que conocerás a mí... Familia—dijo algo tenso pero feliz—

—Mmm.... No me pongas esa cara—dice tímido y sonrojado, agachando su rostro para que no viera su rubor, lo pensó por un momento confundido—¿Qué es una cita?

Nunca antes había tenía una cita con alguien, desde pequeño solamente le dijeron qué era lo que tenía que hacer y una de esas cosas era casarse con Colombia y procrear más, le habían dado un tiempo para conocerse un poco y familiarizarse, más nunca recordaba haber escuchado la palabra "cita" en alguna parte.

—Es cuando dos personas se conocen mejor durante la conversación de una cena—dijo algo extrañado de que no conociera el término.

—Sea lo que sea lo haré... Y solo porque tengo un poco de hambre y porque me gusta tu sonrisa—dice mirándolo honesto con una sonrisa dulce y tierna.

La mujer los guío hacia una amplia mesa donde estaba Afganistán y el rey sentados esperándolos, Siria tomó asiento y ayudó a Venezuela a que descubriese dónde estaba el suyo.

—Un gusto, soy Arabia Saudí—dijo el rey presentándose.

—Soy Afganistán—dijo el príncipe serio pero sin dejar de ver a Venezuela.

Mar de sangre para el Rey (GuyiVene)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora