XXXVIII: Cataplín, Cataplán... Una tensión sexual sin remediar (+18)

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Venezuela se ríe levemente al ver que el contrario chocaba con otros mientras bailaban o se tropezaba, le empezaron a recordar buenos tiempos que pasaron, llegando a un punto en que se pegaron lo suficiente que llegaron a rozar levemente sus labios, sintiendo la respiración del contrario, solo se separaron.

Guyana fue al patio, Venezuela se fue rápido a uno de los baños, uno de sus agujeros estaba empezando a gotear levemente, nadó lo suficientemente rápido hacia afuera lejos del lugar en la parte del jardín en el vivero donde casi nadie iba, literalmente nadie iba ahí, Venezuela solo se transformaba en humano, empezando a frotarse él solo, soltando jadeos cortos y gemidos leves sonrojado.

Guyana se mordió el labio inferior al escuchar los gemidos del venezolano dentro de su cabeza, jadeó excitado, sabiendo que si no atendía su necesidad pronto se volvería humano. Nadó con rapidez a una parte alejada de la fiesta, donde parecía recrear las súplicas de placer de su ex pareja con mayor volumen.

"Estás delirando"—se dijo a sí mismo.

Pero literalmente se le cayó la mandíbula al ver cómo, escondido en un rincón oscuro, estaba el rey convertido en humano dándose placer a sí mismo. Se sintió más caliente que antes, por el hecho de que ese joven monarca, siendo una figura indomable y de autoridad, jadeaba cual tritón en celo por satisfacer sus deseos. Al percatarse de su presencia, Venezuela se disculpó, pero ya lo hecho estaba listo, al instante se volvió humano y le acorraló contra la pared con su semblante serio.

Para Venezuela todo iba bien hasta que escuchó que alguien entró de golpe, se sonrojó y volteó asustado, palideciendo y encontrándose con Guyana.

"Vaya suerte la mía...."

Piensa con desespero para luego solo suspirar y ponerse de pie tratando de ocultar la erección que tenía para luego acercarse a la puerta, hasta que el contrario lo tomó y lo acorraló con la pared, mirándolo fijamente, se sonrojó mucho más.

—¿Q-qué sucede?—preguntó un poco nervioso, mirando al más grande de tamaño.

—Si te vas a tocar, por lo menos no dejes que otro en tu misma situación te encuentre—dijo bajando su mano por dentro del pantalón humano del rey, haciendo lo mismo que con el suyo propio.

Sacó ambos miembros excitados y desesperados por ser tocados, Guyana esbozó una media sonrisa y los juntó, comenzando a frotarlos el uno contra el otro. Se juntó más al cuerpo de Venezuela y movió sus caderas al compás, mordiéndose el labio inferior sosteniendo la mirada de Venezuela.

A penas podía mantener su semblante dominante y serio, el placer le estaba haciendo poner caras raras.

Venezuela no sabía qué hacer, solo desvió la mirada incómodo por la situación, entre todas las personas que pudo encontrarlo, tenía que ser su ex-pareja, solo trató de separarse al principio, pero apenas sintió que metió la mano, jadeó con sorpresa, erizándose por completo, soltando jadeos más fuertes.

Se abrazó al cuerpo del contrario controlándose, tratando de no encajarle las garras en su espalda, mordiéndose el labio inferior, pero al poco tiempo, estaba empezando a estremecerse entre sus brazos jadeando y gimiendo bajo, tapándose la boca.

—G-Guyana... E-esto... N-no... Ahh... E-está b-bien... Ngh... e-estás c-casado... Mgh..

Le costaba hablar por los jadeos y gemidos sonrojándose más, mientras solo se atrevía a gemir levemente tratando de ni venirse antes. Se ríe levemente al ver las caras que ponía el contrario, para luego solo darle un beso en la nariz apegándose a su pecho.

Mar de sangre para el Rey (GuyiVene)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora