Porque aún te amo [YiZhan]

CAPÍTULO FINAL

🐰Pov. Xiao Zhan🐰

¡Lo sabía!, tarde o temprano Yibo se daría cuenta. Mejor dicho, tendría que afrontar la verdad que trate de mantener oculta todo este tiempo.

La ausencia de mi ciclo de calor podía ocultarla con la excusa perfecta de mi trabajo en el restaurante.

No podía perder más de tres días enredado entre las sábanas con mi alfa teniendo la solución al alcance de mi mano. La píldora era la tapadera mágica a la falta de confianza, a mi baja autoestima que aún pesaba sobre mis hombros.

Me siento un pésimo omega por seguir ocultando  verdades a mi alfa destinado como si no hubiera tenido el suficiente escarmiento a través de los años alejado de él por grandes errores, mentiras y secretos.

Aveces pienso que él lo sabe pero no se atreve a preguntarme nada por miedo a terminar discutiendo como la última vez a causa de Zai.

Y ahora el peor miedo se apodera de mi mente al darme cuenta que él quiere, desea, anhela algo que nunca podré volver a darle.

Corrí del baño tratando de evadir la lluvia de conclusiones apresuradas que me lanzó esperando una respuesta afirmativa de mi parte.

Mientras junto los utensilios y cuencos que utilizamos para el almuerzo, que no duró más de diez minutos en mi estómago, tengo la leve esperanza de que los deseos de mi alfa se hagan realidad.

Luego de dejar todo en el fregadero, abrí la llave mientras veo el agua salpicar todo sin mover mis manos que involuntariamente acarician mi vientre.
¿Será posible qué...? No. Sacudo mi cabeza acomodando mis ideas mientras lo veo acercarse a mí lado.

-¿Te sientes bien? Deja, yo me ocupo de todo. Vé y recuéstate un rato-. Me pasa una toalla de papel para secar mis manos porque piensa que están húmedas y yo ni siquiera alcancé a tocar el agua mientras me empuja suavemente para apartarme de la cocina.

Sigo su orden sin protestar, camino unos pasos y pego un pequeño grito de sorpresa cuando palmea mi trasero. Él me sonríe y le devuelvo el gesto frunciendo mis labios. Creo que quiere decirme algo pero se queda callado observando como me alejo hasta perderme por el pasillo.

Los días transcurren, Yibo se vuelve más pegajoso, posesivo, demandante y sobreprotector. Mi corazón se estruja del dolor en pensar que le debo decir la verdad en cualquier momento antes que se siga haciendo falsas iluciones.

Hasta ha pedido un mes de licencia, vacaciones o como quieran llamarle con la excusa que ha caído de la motocicleta en una prueba.

Pero yo sé que es mentira, lo compruebo cada noche cuando estamos juntos, desnudos y sudorosos luego de practicar diferentes posiciones que su supuesta lesión en la rodilla le impediría realizar.

Su celo fué hace poco tiempo y, aunque esta vez duró solo un día, fué suficiente para dejarme postrado a la cama.

Se encargó de anudar en mí interior todas las veces que físicamente le fueron posible tratando de lograr el tan ansiado objetivo.

No soporto que me trate como si fuese una pieza frágil. No me deja hacer nada que requiera un simple esfuerzo. Por las noches siento que acaricia mi vientre y le susurra palabras que no alcanzo a oír.